Cuesta encontrar información sobre el nuevo disco de Ryuichi Sakamoto, el primero suyo en cinco años. Su sitio web oficial tiene los detalles, claro, pero en japonés, y no hay apuro aparente por traducirlos. Parte del encanto del más famoso compositor contemporáneo de Japón tiene que ver, precisamente, con el modo impredecible en el que se desarrolla su trabajo, sin pautas de promoción convencionales ni derroteros creativos fácilmente asibles. Out of noise es parte de esa misma vocación de sorpresa, un álbum que parte dando indicios de que será a puro piano, pero que avanza entre ambientaciones electrónicas y sampleos de ruidos de la naturaleza, como gotas de lluvia o lejanos graznidos. Piezas como “Hwit” se levantan casi únicamente sobre cuerdas de chelo. Es un disco de asombrosa austeridad.
No hay que temerle a la palabra “ruido”. Según el propio Sakamoto, este álbum surge de una larga reflexión suya en torno a la relación entre música y ruido, o, más bien, a cómo la música se abre paso incluso en las circunstancias más estridentes. La influencia directa de esa reflexión ha sido el trabajo de John Cage, dice, pero es indudable que en este álbum Sakamoto acude también a su bagaje como musicalizador de películas y la marca de sutiles timbres rítmicos que impuso en los pioneros Yellow Magic Orchestra. Out of noise es la huella de un músico que esta vez ha elegido la síntesis, la calma, los timbres delicados por encima de las grandes orquestas o máquinas que ha dirigido en el pasado. Es música sutil, despojada por completo de manifiestos personales o grandes gestos de vanguardia. Es música que remite a un lago tranquilo, una montaña despejada, un largo sendero dibujado por el viento.
—Marisol García