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Vargas Llosa: "No escribiría sobre política si pensara que no hay solución"

El escritor peruano lamenta en términos políticos la vigencia de su "Conversación en La Catedral".

05 de Septiembre de 2009 | 05:50 | EFE

MADRID.- El escritor peruano Mario Vargas Llosa, leyenda viva de las Letras, celebra por motivos literarios y lamenta en términos políticos la vigencia de su "Conversación en La Catedral", un devastador análisis político y social de las dictaduras publicado hace cuarenta años.

Su mirada de entonces, con 33 años, estaba ya empapada de desesperanza, pero tras cuatro décadas en las que ha alcanzado nuevas cotas literarias, ha experimentado las amarguras de la vida política e incluso ha probado suerte como actor, rehuye afiliarse al pesimismo. "No escribiría sobre política si pensara que no hay solución", proclama.

"Por más que la vida sea sufrimiento, fracaso, frustración, también es creación, enfrentarse a circunstancias difíciles y vencerlas. La literatura es justamente eso: una de las muchas maneras que hemos inventado los seres humanos para hacer frente al infortunio y superarlo", explica el escritor arequipeño en una entrevista con Efe.

Vargas Llosa, no en vano, purgó muchas experiencias personales con "Conversación en La Catedral", ambientado en el Perú que, entre 1948 y 1956, estuvo sometido a la dictadura de Manuel Apolinario Odría.

El hilo conductor, víctima colateral y espectador impasible de los horrores, es una especie de su alter ego Santiago Zavala, "Zavalita", quien pregunta ya en el arranque: "¿en qué momento se jodió el Perú?".

Ambos quedan marcados por su entorno y comparten la universidad limeña de San Marcos y la profesión periodística en una época que "para un joven que empezaba la vida adulta, que descubría una sensibilidad de tipo social resultaba bastante traumática", reconoce Vargas Llosa.

El escritor, que en 1993 consiguió la nacionalidad española, combina el fresco histórico con el análisis humano para retratar "cómo la corrupción y la violencia que estaban en el centro de la vida política tenían unos efectos profundamente perturbadores en actividades aparentemente nada políticas: las relaciones familiares, por ejemplo, la vida profesional de las personas", resume.

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