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Solistas

02 de Noviembre de 2009 | 09:21 |
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Pocos grupos están basados en una idea tan colectiva como Quilapayún. Todo en el histórico conjunto chileno ha tendido a fortalecer ese rasgo homogéneo, desde una historia constante a pesar de los numerosos cambios de personal hasta los caracteres más simbólicos como esos arreglos vocales imponentes y esa imagen de barbas y ponchos negros monolíticos que forma parte de su historia.

Es un rasgo tan marcado que hasta ha puesto en segundo plano un rasgo que también es propio del grupo: las distintas indentidades de sus integrantes. No es primera vez, más bien a menudo ha sido así, que cada canción de Quilapayún está a cargo de una de las voces distintivas del grupo, pero en Solistas por primera vez esa es la prioridad. Y eso que parece habitual en otros grupos está acentuado aquí y puede resultar un descubrimiento y hasta una idea refrescante para este conjunto.

En paralelo el cargamento que viene dentro de Solistas es cuantioso. Hay un himno como "Cambia, todo cambia", de Julio Numhauser, en la versión de los fundadores del grupo, los hermanos Eduardo y Julio Carrasco y el propio Numhauser. Hay versiones hechas con propiedad de la nueva canción chilena, como "Manifiesto", de Víctor Jara, y "Miren como sonríen", de Violeta Parra. Hay muestras del Quilapayún contemporáneo y casi experimental, en el ritmo posmoderno de una "Kumbia inka", original de Osvaldo Torres entre los Andes y el Caribe de Osvaldo Torres, tal como unas "Cuecas cuicas" que son una respuesta quilapayunesca a la cultura guachaca, o un tango dedicado a Willy Oddó, integrante histórico del grupo.

Y también ha transformaciones sorprendentes. En "Resistencia" y "Canción del Che" Quilapayún se entrega en bandeja al productor Quirino Ríos y al rapero Panama Red, que de acuerdo a sus competencias en el hip-hop firman una sorpredente recreación a partir de esos materiales. No sólo es relevar la estatura de cada solista al interior del grupo. En Solistas Quilapayún cumple una tarea más ambciosa al proyectarse en los dos sentidos de la historia, al pasado con una reunión de los fundadores del primer día y al futuro con las posibilidades insospechadas de los nuevos lenguajes musicales populares.
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