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Ésta es nuestra fiesta

Con su "dj set", el dúo más elogiado de la electrónica actual satisfizo el ánimo de juerga de los presentes en la Arena Movistar, pero también dejó una deuda pendiente con quienes aún esperan ver en vivo la parte más gruesa de su obra.

09 de Diciembre de 2009 | 11:51 |
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Xavier de Rosnay y Gaspard Augé se ubicaron como puntal de la electrónica de esta década con su álbum de 2007. Sin embargo, muy poco de eso mostraron en la fiesta del lunes 7 en la Arena Movistar.

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Los equipos ya están instalados, pero delante de ellos no hay ninguna cruz luminosa encendida. La señal inequívoca de que Justice ya está en escena definitivamente no vino en el equipaje. Sin embargo, la presencia de dos tipos con chaquetas de cuero tras las máquinas ya son prueba suficiente de que el dúo francés está listo, y que cerca de las dos de la madrugada la principal atracción de la noche está al fin por comenzar.


El público reacciona. Si los interminables entremeses ofrecidos por nombres como Dj Raff o New Kids on the Noise fueron escuchados en simple ánimo de fiesta, con los asistentes dispersos y transitando, la disposición para recibir a Xavier de Rosnay y Gaspard Augé es otra: Todos se aglomeran con la vista hacia adelante, como en un concierto.


Pero no es un concierto, y los mismos integrantes de Justice pretendieron dejarlo en claro con la etiqueta "DJ set". Pese al inicio con la cortina entre marcial y épica de "Genesis", la misma que abre su disco de 2007 "†" (efectivamente, una cruz), los sonidos de ese celebrado álbum son los menos que se escucharán en la noche de lunes en la Arena Movistar.


Lo de Justice fue simplemente un discjockeo, un set para bailar y "hacer la fiesta". Un largo viaje en carretera que mantiene constante su dinámica y alta velocidad, aunque permita ver distintos paisajes a través de la ventana, a medida que el recorrido avanza.


Así, De Rosnay y Augé cuajaron una mezcla en la que cupo de todo, pero siempre como aislados ingredientes de esta gran masa bailable. Entre pulsos persistentes y ensordecedoras distorsiones digitales (de ésas que abundan en "†"), cada tanto se hacían perceptibles las bases y sellos característicos de temas como "Aerodinamic", de Kraftwerk, o "Crescendolls" de Daft Punk.


La misma ley se aplica a sus propias piezas. "Dvno" y la popular "D.A.N.C.E." lucen apenas identificables en la marea de sonidos, mientras que "Phantom" y "Stress" se dejan oír de forma casi integral.


Pero más que de canciones, debemos hablar de momentos. De intensidades distintas en el oleaje de un gran océano, por el que la audiencia se deja llevar gozosa en su ánimo de evasión y juerga. El movimiento es satisfactorio y el resultado debe dejar un sabor agradable, aunque ambivalente, porque si bien se cumplieron los limitados objetivos de la jornada, también se generaron deudas.


De Rosnay y Augé coronaron la fiesta, qué duda cabe, pero su visita debió dejar con gusto a poco a quienes verdaderamente los siguen. Por ahora esa facción deberá conformarse con un acertado discjockeo, pero con la esperanza de que en el futuro el dúo regrese en una presentación más integral, acorde con el nivel que sugiere nada más que su propia obra.

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