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La Madonna negra

Como buena cantante de R&B, Beyoncé comenzó trabajando duro, fracasó varias veces pero siguió adelante. Hasta que conoció la gloria, primero en el grupo Destiny's Child y luego como solista. ¿Un plan de negocios? ¿El fruto de un país donde si trabajas ganas?. Conozca a la mujer que arrasó en los Grammy y que se aproxima a Chile este 14 de febrero.

11 de Febrero de 2010 | 12:51 |

Al parecer las apocalípticas teorías sobre "el fin de la industria discográfica" no operan en Beyoncé Giselle Knowles (1981, Houston). Ha vendido cien millones de discos, tiene una sueldo anual de 87 millones de dólares (según Forbes una de las cien mujeres sub-30 mejor pagadas del mundo), además de contratos publicitarios, actorales y con un centenar de premios desde sus tiempos en el girlgroup Destiny's Child.

De hecho en los últimos Grammy arrasó: mejor vocalista femenina de R&B, single del año y mejor intepretación R&B por "Single ladies (put a ring on it)" y mejor álbum R&B contemporáneo por I am...Sasha Fierce. Además fue premiada como mejor performance R&B por "At last", canción de la película "Cadillac Records" y mejor interpretación de cantante pop por "Halo". Esta desmesura sólo demuestra la relevancia del pop vocal y el rhythm and blues en el gigantesco mercado estadounidense.

Porque este género siempre se ha mantenido en buena forma. Primero, circunscrito a las radios afroamericanas, despertó vocaciones en Inglaterra (los primeros discos y singles de los Beatles, los Rolling Stones y los Kinks estaban plagados de covers), se hizo más pop con los sellos Motown y Stax, sofisticándose con la cadencia disco en los '70 hasta llegar a las megaproducciones de los '80 y '90. De ese mundo viene Beyoncé. De las pulsiones afro, los recursos vocales perfectos y un show de alta calidad que ha ido estableciendo como estándar la escena del R&B.

La historia de Beyoncé tiene todas las características biográficas que, en el fondo, reflejan la moral estadounidense. Precocidad, trabajo duro en equipo, individualidad que emerge, más trabajo duro y finalmente éxito global. Así como la trayectoria de su novio Jay-Z responde a la mitificación que Estados Unidos hace a los raperos (pasado de delincuente juvenil, trabajo, redención, éxito), la carrera de Beyoncé tiene que ver con los clásicos códigos de una cantante afroamericana que trabaja y gana, como Tina Turner, Dianna Ross o Aretha Franklin. Y también, ciertas grietas -divismo, planificación económica- que aunque quedan claras chequeando su carrera, jamás han sido explicitadas del todo.

Nace una estrella

En 1990, a los nueve años, Beyoncé armó su primer dúo junto a su amiga LaTavia Robertson. Participaron en un programa de televisión y, para la sorpresa de sus orgullosos padres, no ganó. Esto motivó a Mathew Knowles, papá de la cantante, a dejar su trabajo y enfocarse en perfeccionar el grupo. Quería que Beyoncé fuera una estrella. En un par de años el dúo ya era cuarteto, se llamaban Destiny's Child y Beyoncé era compositora y productora. Mathew no lo podía creer cuando Electra Records las despidió en 1995 al poco tiempo de contratarlas.

Cuando finalmente logran publicar su debut homonónimo en 1998, Destiny's Child se volvió un suceso mucho más allá de Texas. De hecho la agrupación -que pronto mutaría un trío- fue un hit mundial, aunque Beyoncé ya destacaba por encima del resto. ¿Un plan ingenioso de su padre? ¿El fruto del talento y el trabajo duro? ¿El individualismo tan estadounidense?.

La cosa es que un año antes de lanzar su cuarto disco, Destiny fulfilled (2004), Beyoncé ya había editado su debut solista Dangerously in love con el demoledor single "Crazy in love", que incluía la participación de su amado Jay-Z. En menos de cinco años, Beyoncé había pasado del rechazo discográfico al éxito global dentro de un grupo y rápidamente al triunfo individual. Eso si que es una estrategia empresarial.

Chica multipropósito

En un guiño a las pioneras del género y también a su ex grupo, Beyoncé protagoniza junto a Jamie Foxx "Dreamgirls" (2006). Una historia ficticia sobre un trío de chicas de los '60, que tras el éxito comprueban como una de ellas empieza a brillar más que las otras. El paralelismo no es menor.

Aunque aparentemente Beyoncé parece una chica sencilla, que trabajó duro y que ahora reactualiza su posición dominante en el pop gracias a los Grammys y el disco I am...Sasha Fierce, no por casualidad la llaman la Madonna afroamericana. Una anécdota que ilustra esto fue un show privado de año nuevo en la isla caribeña de Saint Barth. La cantante cobró 1.3 millones de dólares por cantarle desde cerca a Hannibal, el hijo del lider libio Muammar al-Gaddafi. Un adulto joven de 33 años que ha sido detenido por supuesto maltratato de mujeres.

La indignación sin embargo, no fue tanto desde el punto de vista feminista, sino porque nadie entiende como puede querer tanto dinero si le sobra. Aunque para los defensores, esto no es más que una manipulación comunicacional hacia un país "no-amigo" de Estados Unidos como Libia.

Al menos, Sudamerica ayudará un poquito a seguir aumentando la fortuna, a cambio de un clásico show de R&B contemporáneo posiblemente, en compañía de su rudo esposo.

De acuerdo a la información dada a la prensa, el show de Beyoncé se extenderá por noventa minutos e incluirá una interpretación del Ave Maria de Shubert, un medley con los hits de Destiny`s Child y, evidentemente, sus hits como "Crazy in love" o "Say my name". Serán dos escenarios, donde la acompañará una banda (que incluye sección de vientos e instrumentos eléctricos) y un grupo de coristas. Además de juego de luces y coreografías como se puede chequear en youtube. Un clásico show de R&B.
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