Las puñaladas en la espalda de la mexicana fueron la guinda que coronó su curioso espectáculo.
Juan Eduardo LópezVIÑA DEL MAR.- En ese irresistible deporte de escoger hitos festivaleros hay delgadísimas fronteras que es necesario distinguir. Si hablamos de números "freak", por ejemplo, inevitablemente se nos viene a la cabeza el olvidable grupo púber Onda Vaselina.
Entonces hay que hacer la distinción: Nombres olvidables han venido muchos (Titanic, Francis Lalane, Joey Travolta y un largo etcétera), pero personajes relativamente conocidos que sorprendan con un show fuera de norma, eso ya sería otra arena de la trivia festivalera.
Sin dudas, en ese plano la última en integrarse fue la mexicana Anahí, quien la noche del martes ofreció un espectáculo que muchos aún no terminan de comprender. Con chillidos, desafinaciones y una inentendible performance de novia apuñalada (mientras hacía un par de minutos saludaba a los niños que siempre la apoyan), la ex RBD se salvó por poco de salir trasquilada, y anotó su nombre en el casillero del número más freak de Viña 2010, casi sin posibilidad de que se lo arrebaten.
Pero en 51 años de este peculiar certamen, Anahí está lejos de ser la única en su arena, ni tampoco la que más lejos ha llegado en ella. A continuación, una lista con algunos de los más resonantes hitos "freak" de Viña, en orden cronológico:
Florcita Motuda: No estaba acostumbrado el "monstruo" a las presencias extravagantes cuando en 1977 llegó a la competencia internacional Raúl Alarcón. Con una llamativa jardinera, una gran melena y unos lentes a lo Elton John, el cantante nacional defendió el tema "Brevemente gente", caracterizado por un inaudito falsete, que el público de la época simplemente tomó por alaridos. El tiempo moderó la mirada, pero el hito inaugural no se lo quita nadie.
Faith No More: En ninguna parte del mundo un grupo como el de Mike Patton podría calificar de "freak", pero en el Festival de Viña vaya que lo fueron. En 1991 los intérpretes de "Epic" aparecieron como una auténtica rareza, en medio de artistas como Ricky Martin, El General y Sergio Dalma. Frente al público de estas figuras latinas, la descarga rockera de la banda no generó otra cosa que estupefacción, lo que llegó al extremo con sus besos y agarrones de trasero a Antonio Vodanovic. Tan radical fue el número, que Ítalo Passalacqua (comentarista de todas las artes habidas y por haber) llegó a referirse a ellos como "Please No More". Sí, al mismo grupo que en 2009 llenó el Estadio Bicentenario, el Teatro Caupolicán, y que anotó por unanimidad sus conciertos entre lo mejor del año.
Gloria Trevi: Le mexicana (que, dicho sea de paso, compuso recientemente una canción para la misma Anahí) llegó al Festival de 1993 como una de las figuras latinas que entonces más daba que hablar. Por esos años, su solo aspecto escandalizaba: Cabello escarmenado en una enorme melena, medias rotas y minis cortas. Todo complementado con un discurso de tinte feminista y rebelde. Sobre el escenario, el hito de su presentación lo anotó al subir a la fuerza a un fotógrafo, al que tiró al suelo mientras le rasgaba la polera.
Xuxa: Que en 2000 viniera Xuxa al show estelar, definitivamente no tenía sentido alguno. La brasileña había gozado de popularidad hacía diez años, y en ese lapso poco y nada se sabía de su show y de sus paquitas. Pero volvió, no cantó ni una sílaba y dobló lo mismo que hacía una década atrás. El público, sin ánimo ni de pifiar, decidió burlarse alterando el coro de "Ilarié" por un vulgar chilenismo. La brasileña no entendía nada, hasta que le puso el micrófono a una niña al borde del escenario y ésta le aclaró la expresión. Xuxa no hizo más que llorar.
David Hasselhoff: El actor norteamericano había sido muy conocido por la serie "El auto fantástico", y en 2001 se encontraba viviendo aún un segundo aire de popularidad gracias a "Guardianes de la bahía". Con esos pergaminos llegó al Festival de Viña del Mar, por lo que hasta hoy resulta inexplicable cómo se lo contrató para venir a... cantar. El actor ofreció un espectáculo inclasificable, con su canción "Uka shaka" como momento recordable, y al que el público simplemente no supo cómo reaccionar.
Leonardo Farkas: El empresario llegó a Viña para ser parte del jurado, pero a alguien se le ocurrió que Viña podía ser un buen lugar para que mostrara su viejísima ocupación, que él llamaba "hombre orquesta", y que no consistía en nada más que una demostración de los sonidos de un teclado cualquiera. Farkas cantando con una gastadísima voz, camisa plateada y pregonando contra los "chaqueteros de siempre", terminaron de completar un paisaje que la mayoría del público simplemente no fue capaz de entender.