En la obra, los actores en escena interactúan con proyecciones en dos pantallas, en un ejercicio de sincronización que, según confiesan, nunca ha sido tan exigente.
Héctor YáñezSANTIAGO.- "Cuando la gente la vea, esperamos que se deje llevar por la historia. Déjense atrapar por la fantasía, porque es lo único que sirve para este tipo de obras. Es creer nomás".
Con esa invitación, casi de cuento, Juan Carlos Zagal movió la bandera para la largada en Chile de la última creación de Teatro Cinema. "El hombre que daba de beber a las mariposas" es una nueva mezcla de cine y teatro después del éxito de "Sin Sangre" (2007), la obra que marcó el más radical giro de la compañía tras el reconocimiento logrado como La Troppa.
Estrenada en Nápoles el pasado 25 de junio, el montaje se estructura en lo que la agrupación define como "tiempo circular". En ese orden se cuentan las historias de Mariana, una mujer en coma tras recibir un balazo, y la de un antiguo caballero con su dama, tanto en el pasado remoto como en el rodaje de una película dentro de la obra.
Pero lo que estructura todo es un tercera relato. "La línea conductual es la historia de Filippo, un señor al que le está dando un ataque en el corazón, que está a punto de morir, y empieza a hacer todas estas vinculaciones", explica Zagal, director del montaje.
Filippo es precisamente ese hombre que da de beber a las mariposas, especie que es el ancla de los simbolismos y metáforas que la compañía quiere sacar a colación. "Este país está una crisálida: Algo tiene que aflorar, algo más profundo, que guíe a las generaciones. Nuestra reflexión involucró nuestra imposibilidad de salir de nuestra propia crisálida. Siempre vamos a volver a un mismo punto, pero con un mínimo cambio. La historia es circular, pero tenemos que evolucionar hacia algo. La obra refleja eso", dice.
Zagal comparte el rol de director con Laura Pizarro. Junto a ella y Dauno Tótoro además estuvo a cargo de la dramaturgia que, dice, está pensada especialmente para el lenguaje de teatro y cine que la compañía creó. "Cuando nos dimos cuenta de las posibilidades infinitas de esta nueva herramienta, vimos que no había ninguna restricción, salvo las que nosotros mismos nos quisiéramos poner. Dijimos: 'Podemos narrar el viaje soñado'. Y empezamos a viajar por nosotros", cuenta Zagal.
El reciente estreno en Italia, donde ofrecieron tres funciones, permitió a la compañía darse cuenta de que ese viaje se está dirigiendo al destino que imaginaron, aunque también sorprenderse con los efectos y consecuencias de este lenguaje, tanto en el público como en el interior del propio grupo.
"En Italia fue súper duro, porque sincronizar todos los movimientos, entre cinco actores y el equipo técnico, es realmente complicado. Son más de 338 videos que se van intercalando entre las dos pantallas. Es un esfuerzo enorme de sincronización, mucho ensayo, y el estreno fue muy duro. Los últimos días casi no dormimos", recuerda Zagal.
"Después de más de 20 años dedicados al teatro, el trabajo nunca ha sido tan exigente como en esta obra", agrega. " 'Sin sangre' para nosotros fue el pequeño bebé, pero esta obra es el mismo bebé que aprendió a caminar, y anda de allá para acá. Cada segundo importa. Es un juego de equilibrio tal, que cualquier desconcentración mínima derrumba las cartas".
"El hombre que daba de beber a las mariposas" —una coproducción con la Fundación Teatro a Mil— tendrá su primera función en Chile este viernes 9, cuando abra la temporada en Matucana 100. Allí estará hasta el domingo 22 de agosto, con entradas que van de $3.500 a $8.000.