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Quilapayún multiplicado

No es sólo que haya dos alineaciones paralelas en pugna por el nombre de Quilapayún. El grupo que dirigen Parada y Wang en París está en Chile para multiplicarse con diversos invitados este 30 de julio, en la conmemoración de los 45 años del conjunto en vivo en el Teatro Caupolicán. "Hay en este concierto una gran dosis de audacia", dicen.

28 de Julio de 2010 | 22:29 |

Es la primera visita que hacen a Chile desde la gira nacional con que en 2007 presentaron el disco de Quilapayún Cantata popular Santa María de Iquique (1970), y en esta vuelta el grupo que dirigen Rodolfo Parada y Patricio Wang ha venido de nuevo a recorrer el país. Este 30 de julio tocan en el Teatro Caupolicán de Santiago, y el pasado 17 de julio ya estuvieron en el Festival de la Patagonia, en Punta Arenas.

-Era un sueño nuestro estar ahí, además porque tenemos a un patagón en el grupo -dice Patricio Wang, a propósito de Mario Contreras, integrante del conjunto y nacido en Porvenir-. Es un gran festival y no entendemos muy bien por qué no tiene tanto eco acá.

Acá es Santiago, donde el grupo está ultimando los preparativos del concierto con que este viernes 30 conmemorarán los 45 años de trayectoria de Quilapayún en el Caupolicán. Ahí, la formación que integran Rodolfo Parada, Patricio Wang, Patricio Castillo y los más recientes Álvaro Pinto, Mario Contreras y Rodrigo González será acompañada por ocho músicos y grupos chilenos sobre el escenario.

-Para nosotros es un gran experimento tener tantos invitados -dice Wang, con una nómina consistente en Los Jaivas, Illapu (quienes acompañarán al grupo en "Chacarilla"), Sol Domínguez, ex cantante de Sol y Medianoche (en una versión de "El gavilán", de Violeta Parra), los conjuntos Napalé (en la canción "Es el colmo que no dejen entrar a la Chavela") y Newen (en "Las obreras"), los solistas Vasti Michel y Francisco Villa y la banda de rock Crisálida, con quienes recrearán la canción "Alharaca".

-Los Crisálida enfrentaron esta canción desde su perspectiva, que es la de un grupo rock -toma por ejemplo Rodolfo Parada-. Nosotros la enfrentamos desde el punto de vista del arreglo de Quilapayún. Va a ser una experiencia bastante original, de concesiones mutuas. Tengo mucho en la cabeza lo que hizo Víctor Jara con los Blops, en "El derecho de vivir en paz", porque ahí estuvo el sello de los Blops y de Víctor también, una fusión interesante que identifique a los dos. Hay en este concierto una gran dosis de audacia de nuestra parte.


Francia, Holanda, Chile


El arribo del conjunto reactivó como efecto colateral la discrepancia por el uso del nombre de Quilapayún que mantiene enfrentadas a esta formación y a la que dirige en Chile uno de los fundadores del grupo, Eduardo Carrasco. Esta última fue respaldada por la justicia francesa, que en 2007 prohibió al grupo de Parada y Wang usar el nombre de Quilapayún, sobre una base que estos últimos han cuestionado.

-El sustento de la sentencia es que el grupo supuestamente en 1988 se vino para acá y siguió con el proyecto en Chile -refiere Wang. En los hechos, Eduardo Carrasco se separó del grupo en 1988, en su mayoría los integrantes históricos del conjunto continuaron desvinculándose en los años siguientes y se reagruparon en 2003 en la formación contraria, dirigida por Carrasco, que ahora concentra a la mayoría de los miembros de más larga trayectoria de Quilapayún.

-¿Esperaban que se reflotara la pugna en esta visita?
-Desgraciadamente estamos acostumbrados a que a cada paso que damos van ellos siguiendo atrás lo que hacemos -dice Wang-. Lo que hacemos es explicar que detrás de todo esto hay un error jurídico gigantesco que sucedió en Francia, un lugar muy puntual. Y esto lo explotan en cualquier parte.

-Hemos estado en Palestina, en Túnez, en México, en Suecia -enumera Parada-, y escriben cartas a Palestina, a Túnez, diciendo que somos un grupo falso, que la determinación en Francia les da el derecho, como si Francia fuera el Imperio Napoleónico.

Al respecto los abogados de la alineación de Parada y Wang han citado el caso de una reciente resolución en Holanda, que, al contrario de la sentencia francesa, sí les permitió usar el nombre Quilapayún.

-La decisión francesa era grave a nivel de la Comunidad Europea, porque hay acuerdos entre esos países, pero lo que pasó en Holanda demostró los límites de esa decisión -dice Parada-. Ahí descubrimos que tiene un alcance territorial. Que el tribunal en cada país es independiente. Pero tengo guardados recortes de prensa de los diarios chilenos que ya en 2004 daban la razón a Carrasco, aunque ésa era recién una decisión de un tribunal de primera instancia. Después venía la segunda instancia, la casación...

-Pero a ustedes les fue mal en todas esas instancias.
-Sí, en todas, las tres. Pero hay una situación en Holanda, otra en Chile, otra en Francia. No existe una decisión universal, y creo que va a ser muy difícil lograrla. Nosotros vamos con frecuencia a los países árabes, donde les importa un carajo la ley francesa, y así con otros países latinoamericanos.

-Si es Francia el único país donde prima este fallo, ¿cómo se llama este grupo en Francia?
-Guillatún -dice Parada.
-Estamos poniendo ese nombre -agrega Wang-: Guillatún, con miembros de Quilapayún.

El grupo tocó por primera bajo ese nombre en el concierto en solidaridad con Chile tras el terremoto de febrero, celebrado en la parisina Maison de l'Unesco el 25 de marzo pasado, junto a Ángel Parra y otros músicos en el elenco.


-La gente mal que mal sabe que somos nosotros -dice Parada- y nos han visto todos estos años mantener el nombre de Quilapayún. Sabiendo que no tener el nombre es un handicap para el mercado, de todos modos tenemos una programación para 2011 que empieza a despegar un poquito para Guillatún en Francia. Y tenemos todas las apuestas para solucionar el conflicto en una nueva creación, un nuevo disco. Eso es lo definitivo.


De dónde venimos


Al respecto, el más reciente lanzamiento de este grupo es el disco en vivo A Palau (2003), grabado en el Palau de la Música de Barcelona y reeditado en Chile en 2008.


-¿Están de acuerdo en que se echa de menos un disco nuevo de parte de ustedes? Es algo que argumenta el grupo de Eduardo Carrasco, que sí ha sacado varios discos en este tiempo.
-Es verdad. Eso nos pena a nosotros también, porque somos los primeros impacientes -admite Wang-. Hacemos un gran sacrificio para venir, y el disco tiene los mismos problemas. Podemos dedicar tiempo al Quilapayún, mantener el trabajo del conjunto, la creación, pero no podemos crear una casa de discos o pagarnos un estudio para grabarlo, necesitamos una distribución. Y contamos sólo con lo que nosotros mismos podemos invertir en el grupo. Lo vemos un poco como un sacerdocio, porque antes los miembros de Quilapayún vivían del conjunto, y ahora el conjunto vive de nosotros (risas).

-Las casas de discos en general financian a los grandes vendedores cuando hay un retorno rápido -agrega Parada-, pero el retorno que podemos aportar a una casa de discos actualmente es incierto. Lo más probable es que hagamos música un poco académica y elaborada que no va a vender demasiado.

-Hay que decir que fue el caso de los dos discos anteriores también -comenta Wang, el referencia a los álbumes Latitudes (1992) y ... Al horizonte (1999)-. Salieron por relación personal con las casas (disqueras), porque no éramos un negocio para nadie, y ellas se jugaron un poco por esto.

-Más allá de esa idea del sello disquero que protege al músico, ¿no ven opciones nuevas en Internet, por ejemplo? ¿Quilapayún no es un grupo tan flexible como lanzar un disco por Internet?
-Lo hemos conversado, pero no es una alternativa -descarta Wang-. La vieja escuela para nosotros desapareció hace muchos años, cuando quedamos abandonados por (el sello) Pathé Marconi en Francia, en 1986. El disco Survarío (1987) ya salió con otra historia, y los siguiente sellos no se hicieron cargo de nuestra carrera ni nuestra promoción.

-Eso no está mucho en nuestros libros porque un grupo de cuarenta y cinco años no puede tener la misma dinámica de un joven que comienza y mete la cosa en Internet -complementa Parada-. No está excluido, pero por el momento nuestro empeño es producir un disco capital en nuestra carrera, que marque no sólo por la música sino por los medios de comunicación. Un disco importante, que sea un hito.

El plazo tentativo de edición para ese disco que considera el grupo es 2011, y hay varias canciones grabadas de ese futuro repertorio, dicen ambos músicos. En vivo ya han tocado composiciones como "Preludio y Según el favor del viento", sobre Violeta Parra, "Por ellos canto", de Daniel Viglietti, la más festivalera "Aquí estamos", "Santiago 1946", dedicada a Ramona Parra, la joven asesinada en una manifestación política ese año que inspirió a la muralista Brigada Ramona Parra, y otras más flamantes como "Rosa de los vientos", con aportes de nuevos integrantes como Mario Contreras y Álvaro Pinto.

-Es interesante cómo el disco se va construyendo -dice Parada-. Va naciendo a medida que vamos teniendo experiencia.

-Es como se han construido todos los discos en realidad -agrega Wang-. Es lo que pasó con ... Al horizonte, que también tomó siete años en los que juntamos material. O incluso con Latitudes: la canción "Allende" la hicimos después de nuestra primera venida a Chile en 1988 (y el disco apareció en 1992). En ... Al horizonte nos dimos otras exigencias. En los discos de los años '60, '70, se hacía todo muy rápido, se grababa con mucha reverberancia, entonces salía una masa de sonido, y era bonito también, el color de la época. Pero en ... Al horizonte quisimos que fuera al revés, que se distinguieran los timbres individuales.

-¿Qué evolución o qué diferencias creen que marcará el nuevo repertorio en relación a la historia del grupo?
-La canción "Aquí estamos" tiene que ver con de dónde venimos, con todo lo que ha pasado, cosas que hemos vivido, muertes, amores, vida, agua bajo el puente: aquí estamos -concluye Rodolfo Parada-. En las otras canciones hay cierta solemnidad, y es probable que este disco evolucione hacia cosas menos solemnes, con otras búsquedas, otras síntesis, sean colorísticas, de arreglos, instrumentales o del tipo de canción. Porque no todo está hecho. Tenemos que dejarnos llevar por lo que vamos experimentando.

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