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Música, gramática, gimnasia

12 de Diciembre de 2010 | 11:21 |
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Una cosa fue escuchar una canción nueva de Dënver como "Lo que quieras" este año. Otra fue ver qué rumbo inesperado tomaba esa misma canción con el videoclip que el grupo estrenó en agosto. Y otra distinta es escucharla ahora en el contexto de un disco completo. En Música, gramática, gimnasia, su segundo disco después de Totoral (2008), el dúo de los sanfelipeños Mariana Montenegro y Milton Mahan siempre expande la gama de combinaciones posibles: entre las canciones que canta él y las que canta ella, entre las canciones acústicas y las electrónicas, entre lo que dice la música y lo que dice la letra sobre todo.

Dënver es un grupo de música pop por definición, pero desde ahí se puede hilar siempre más fino en su nuevo disco. El hecho de que todas esas canciones-posibilidades estén intercaladas es un efecto de cambio constante para empezar. Ella tiende a llevar la voz cantante en los momentos más electrónicos ("Olas gigantes", "Los adolescentes", "Feedback", "Litoral central") y él en los más orquestales ("Lo que quieras", "Diane Keaton", "Los bikers"). También está el buen trato siempre sensible que el grupo da a la composición y las armonías, esta vez reforzado por la garantía de la producción musical de Cristian Heyne. Y así como lo primero que se oye en el disco es una batería en estilo disco, hay a partir de ahí variedades de bases electropop y sonidos analógicos.

Un ejemplo de estos últimos es la canción "Diane Keaton", donde, además de que Milton Mahan es el hombre que canta más parecido a Jeannette en el mundo, la música se mueve entre armonías como las que tocaban los mismísimos Presuntos Implicados y una producción de teclados como los de Stevie Wonder, o sea es soul para llevar en el bolsillo. Y más a fondo se escuchan violines en "Cartagena" y arreglos completos de pop orquestado con guitarras, pianos, cuerdas y baterías en "Los bikers", aunque sólo por un segundo la afinación pareciera traicionar a los cantantes en el verso "Su cuerpo era gigante sobre mí".

No tiene nada de esquemático tampoco. Los lados acústico y electrónico de Dënver también se encuentran todo el tiempo. Es lo que pasa en "Feedback", donde el mismo arreglo de voces del comienzo se transforma luego en un estribillo con sintetizadores. Y lo que pasa al final del disco, con "En medio de una fiesta", donde el grupo combina programaciones y timbres acústicos y más onda disco bien lograda, y se acerca a los días en que los Pet Shop Boys preguntaban (en español) "¿Hay una discoteca por aquí?" en su disco Bilingual (1996), sólo que con una melodía más bonita en este estribillo. La más bonita del disco, por lo demás.

La letra de "Feedback" se trata en parte de música: de instrumentos y efectos de sonido. "Prefieres siempre el mar / con tu sinte ensayar / y el delay probar / si es que un día el feedback / les hará explotar", canta Mariana Montenegro. Y es cierto que Música, gramática, gimnasia está poblado de alusiones a la adolescencia, desde lo colegial del título hasta los skaters, surfers y bikers o ciclistas que andan por todas estas canciones. Pero menos aparente es el trasfondo que parece haber en muchos de estos versos, cierto doblez violento que se hace más atractivo al lado de la melancolía, la dulzura o la suavidad de la música: el mejor contraste. Son las historias de "Los bikers", de "Litoral central" o es lo que pasa al final de "Olas gigantes". Para qué contar la película; mucho mejor es ir a ver otra vez ese video de "Lo que quieras": así como ese clip es el nuevo disco de Dënver. Lindo por fuera, con más de una lectura por dentro.

—David Ponce