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Renacimiento francés de Vitacura

El martes 4 de enero, el cómodo espacio del Auditórium del Centro Cívico de la Municipalidad de Vitacura, dio cabida al que fue el primer concierto que se realiza en ese escenario. Además, el primero del año.

06 de Enero de 2011 | 10:48 |
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Nicolás Gallego, Octavio Hasbún, Magdalena Amenábar y Oscar Ohlsen ofrecieron el primer concierto de 2011 en Vitacura.

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Son cuatro artistas de reconocida solvencia los que abordaron un programa exquisito, que encantó al público que llenó la sala, demostrando la avidez de muchas personas por asistir a espectáculos de excelencia.

La soprano Magdalena Amenábar, el laudista Oscar Ohlsen, las flautas y otros instrumentos de viento de Octavio Hasbún, más el actor y percusionista Nicolás Gallego dieron vida a “Air de Cour”, música de las cortes francesas de los siglos XV al XVII. Con esta música lograron transportar a los presentes hasta ese refinado mundo lejano. La presentación contó con una discretas amplificación e iluminación, que le dieron un adecuado marco a la música.

Alejándose de estereotipos, que muchas veces solemnizan estas obras, ellos la abordan ajustándose al sentido de los textos, que desde la melancolía y el dolor saltan naturalmente a la ironía y el humor.

Desde el elegante inicio instrumental en dos partes, se apreció la seriedad del trabajo de los intérpretes. Algún pequeño desajuste entre la flauta y el laúd en la sección lenta, que fue salvado diestramente, dejó la sensación de algo superior.

Muchas de las obras permiten el diálogo entre la voz y los instrumentos, o bien con secciones entre laúd y flauta que anteceden al canto, y fueron realizadas con exquisita finura y delicadeza de enfoque. Del mismo modo son del mayor elogio los cambios de carácter que el grupo logró, tanto por la excelente soprano como por los sólidos instrumentistas. A ello se suma el aporte del actor, que enlaza muchas de las obras.

En una potente muestra de versatilidad, Magdalena Amenábar asumió cada texto con estupenda fonética y cambios que llevaron a los asistentes a gozar o sufrir con las contingencias de los personajes descritos en esos textos.

La expresiva desolación de “Hélas! Que je suis desolé” en las interacciones con Nicolás Gallego en “Ne l´oserais-je dire”, de notable gracia; o bien el melancólico “Le mois de mai” que permite a Amenábar exhibir sus dotes de actriz, las mismas con que enfoca el graciosísimo “Je suis d´Alemagne”, con asomo de histrionismo colectivo.

Una cierta inquietud se apreció en la “Pavane y Gaillarde”, instrumental de Adrián Le Roy, que desapareció pronto con el andar de la obra.

No olvidamos la musicalidad exquisita de “Ma belle si ton ame”, cantada por Magdalena Amenábar en una fusión perfecta con lo instrumental. La obra fue antecedida por una excelente introducción de Gallego.

Perfecta en su sutileza de canto acompañado por el laúd de Ohlsen, fue “Si jamais mon ame blessée”, para finalizar la primera parte con la versión de “Ma bergere non légere”, donde los músicos teatralizaron una historia de cortejo amoroso marcada por una estupenda progresión dramática.

Sólida y afiatada fue la “Basse dance”, que abrió la parte final y dio paso a la vital y graciosa entrega de “Soy tú amante, abre la puerta”. Todas las dudas amorosas aparecen luego en “Lors que tes beaux yeux mignone”, en un abanico de estados emocionales mostrados por todos los intérpretes.

De las “Tres Branles aldeanas” destacaremos la finura y musicalidad de Hasbún en flauta y la destreza de Ohlsen en laúd, quienes destacaron con extrema gracia sus elementos populares.

Un colectivo juego irónico ofrecieron luego en “Qui vent chasser une migraine”, que antecedió a otro de los grandes triunfos en la voz de Magdalena Amenábar al cantar “N´esperez plus mes yeux” con profundo y expresivo dolor: una demostración del mejor manejo dinámico.

Al finalizar, con “Un jour que ma rebelle”, los cuatro intérpretes transmitieron su goce al público, incluido un pequeño baile a cargo del actor, que enfervorizó a los asistentes. Un gran concierto para iniciar el verano.

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