El artista brasileño (de celeste) ya está en la Ciudad Jardín y se apresta para la noche inaugural del Festival.
Héctor Flores, El MercurioSANTIAGO.- Se lo ha retratado prácticamente como un divo, como un artista lleno de recelos que no son difíciles de confundir con el capricho, lo que le ha valido ubicarse como una las figuras más complejas para los organizadores de Viña 2011.
Si todo eso que se dice de Roberto Carlos es cierto, su arribo a la Ciudad Jardín definitivamente ayudó a confirmarlo. El brasileño llegó hoy domingo a Chile en un vuelo privado, y casi de inmediato se trasladó a Viña del Mar.
Sin dejarse ver mayormente, abordó un vehículo de vidrios rigurosamente polarizados, en el que cerca de las 17:30 horas llegó hasta el hotel Sheraton de Viña, escoltado por cuatro motos de Carabineros.
Allí entró directamente al estacionamiento subterráneo del recinto, descartando la opción de emitir al paso alguna declaración, lo que tampoco hará de forma más oficial, ya que hasta ahora es el único artista que tiene descartada una conferencia de prensa.
De esta forma, sólo se sabrá de Roberto Carlos sobre el escenario de la Quinta Vergara, el que pisará mañana en la apertura de Viña 2011. Antes de su show, que abrirá el certamen, se refugiará en su comentado camarín, completamente ambientado de blanco, con sillas, mesas y hasta mobiliario de baño que trajo de Brasil.
Tres docenas de rosas blancas —su color favorito y excluyente, junto al azul— serán las que adornen el salón, el único que se ubicará en las inmediaciones del escenario.