El diseñador Mark Tildesley trabajó cercanamente con Danny Boyle para la adaptación.
APLONDRES.- Frankenstein, famosa creación de la británica Mary Shelley llevada varias veces al cine, pisa ahora en Londres un escenario en una original puesta en escena del conocido director de cine Danny Boyle, que recibe hoy el elogio unánime de la crítica.
Esa criatura engendrada a partir de pedazos de cuerpos humanos, que salió en 1818 de la imaginación de la esposa del poeta romántico Percy Bysshe Shelley, logra enternecer al público del teatro Olivier de Londres gracias a un montaje en el que los actores protagonistas intercambian sus roles en distintas funciones.
Algunas noches, Jonny Lee Miller -ex marido de la actriz Angelina Jolie- es Frankenstein y Benedict Cumberbatch, su horrorizado creador, mientras que en otras ambos invierten los roles y el padre de la criatura pasa a ser ésta, ambos con igual éxito de público y crítica.
La adaptación de Boyle (director de películas como "Trainspotting" y "Slumdog Millionaire") del famoso relato, que ha sido llevado a la pantalla y a los escenarios, como musical, en más de noventa ocasiones, pone énfasis en la condición humana de un monstruo que, pese a sus crímenes, suplica amor y compasión.
Los primeros quince minutos de la obra presentan a un Frankenstein desnudo, recién surgido de los siniestros aparatos de Víctor, su imprudente creador.
La criatura gime y se retuerce como un gran pez varado en la playa, fuera de su ambiente, hasta que aprende a sentarse, a caminar y a mantenerse erguido.
En un proceso acelerado de desarrollo, Frankenstein absorbe también las facetas morales del género humano, y pasa de la inocencia al conocimiento, pero también de la gratitud a la sed de venganza.
Una de las escenas especialmente memorables para la crítica es aquella en la que un hombre mayor ciego, interpretado por Karl Johnson, enseña a la criatura a hablar, a leer y a razonar.
El personaje monstruoso de Shelley, aunque violento y asesino, genera en el público más compasión que temor, y la culpa por sus acciones recae en su irresponsable padre.
Una de las versiones cinematográficas más conocidas de Frankenstein es la que James Whale dirigió en 1931, en la que Colin Clive pasó a la historia como el científico demente que concibe al monstruo -interpretado por Boris Karloff-: "¡Ahora sé cómo es sentirse Dios!", brama Clive en el filme.
La historia de Mary Shelley sedujo desde el principio a los cineastas, y ya en 1910 la compañía Edison ensayó en Nueva York la primera versión en celuloide de esta fábula en torno a los peligros de la ciencia.
Mary Shelley concibió la novela "Frankenstein" con apenas veinte años, durante el verano que pasó en Ginebra con varios poetas y escritores románticos, entre ellos también Lord Byron.