La banda británica llegó esta tarde al país.
Sergio López, El MercurioSANTIAGO.- Les costó un poco salir de Argentina, debido a problemas con policía internacional, pero finalmente los músicos británicos de Iron Maiden lograron subir a su Boeing 757, Ed Force One, y emprender rumbo a Chile, uno de sus "destinos favoritos", según han dicho en reiteradas ocasiones.
Una fanaticada de aproximadamente 50 veinteañeros -que tenían la capacidad de emitir decibeles como si hubiesen sido tres veces ese número- esperaban al sexteto, que llegó a hospedarse en el Hotel Sheraton pasadas las 17:00 horas.
Cansados y con casi tres horas de viaje en el cuerpo, los rockeros se dejaron ver ante la prensa a 24 horas de su sexto concierto en Chile. Aunque su número de presentaciones en el país es alto, ellos recalcan que es no suficiente, pues les interesa manifestar su agradecimiento al apoyo y lealtad de la audiencia local, algo que harán a través de la captura del evento para un DVD.
"Si decidimos grabar el DVD en Sudamérica, es porque tiene el mejor público del mundo. Aquí los fanáticos son muy locos, tienen mucha energía, mucha pasión", explica sobre su nueva visita al país el bajista Steve Harris.
La misma postura tiene el cantante Bruce Dickinson, quien afirma que su buena música y respeto a los fanáticos son las dos claves que permiten mantener el lazo cercano con Chile.
"Respetamos a los fans y por eso ellos regresan (a los conciertos), además nos tomamos muy en serio nuestra música, hacemos un buen producto, no es basura. Nosotros nunca buscamos a los medios poderosos para apoyarnos, sino que buscamos llegar a la gente real, a personas normales. Hay chicos de 16 y 17 años que van a nuestros shows porque nos entienden y eso es lo que nos importa", afirma el vocalista.
El grupo presentará el domingo, en el Estadio Nacional, su espectáculo "The Final Frontier", el que tiene la particularidad de contar con un nuevo Eddie, más grande y monstruoso que el original.
Aunque la banda fue censurada en el país en 1992 y no pudo venir ese año por solicitud de la Iglesia (la que creía que eran "satánicos"), Dickinson recalca que no guardan rencor contra las autoridades y subrayan su actual desinterés en ese hecho. "No estamos aquí para hablar de la iglesia ni de política. Chile es una democracia ahora y no nos importa lo que pasó antes. Ahora estamos aquí para tocar ante los muchachos, nada más".