La novela, de 455 páginas, ha tenido una amplia llegada en un público transversal.
Espasa CalpeSANTIAGO.- La amistad entre un niño y su vecina... que en realidad es un vampiro. Ése es el eje central de "Déjame entrar" (Espasa Calpe, $12.900), la compleja y oscura novela del sueco John Ajvide Lindqvist, y que ha irrumpido en las librerías locales como un terremoto que sacude hasta sus bases la hasta ahora imbatible corriente de los vampiros juveniles tributarios de la saga "Crepúsculo".
La historia ya es bien conocida por muchos, debido a que la versión cinematográfica circula desde el año pasado de manera informal en internet. La misma que dentro de poco llegará a los cines chilenos con el insólito título de "Criatura de la Noche".
Pero lejos de la película, lo que John Ajvide hizo fue escribir una especie de "cuento de hadas contemporáneo", cuyas páginas están cruzadas de comienzo a fin por drogas, pedofilia, prostitución, asesinatos y sangrientas venganzas.
Oskar es un niño de doce años que vive en el suburbio de Blackeberg, en Estocolmo, a principios de los años '80. Le encantan los dulces y tiene la extraña afición de coleccionar recortes de prensa que hablan sobre brutales asesinatos.
A su corta edad, lo más difícil es sufrir las burlas y el implacable acoso de sus compañeros de clase. Oskar nunca se defiende, pero en las noches sueña con vengarse de todos ellos.
Un día a su edificio llega una nueva vecina, Eli, que se muda justo al departamento de al lado, acompañada de un extraño hombre llamado Hakan.
Eli también tiene doce años, pero es diferente a los niños de su edad que Oskar conoce: ella huele extraño, es muy pálida, su cabello tiene canas, sólo sale de noche y no parece que le afecte el frío. Nada más alejado de los galantes e increíblemente hermosos vampiros románticos que se han apoderado de las librerías y cines.
A partir de ese momento Eli y Oskar se volverán inseparables, unidos por un extraño lazo formado por el amor y la soledad. Porque Eli en realidad es un vampiro que supera en muchas décadas sus aparentes doce años, y cuya llegada coincide con una oleada de horribles asesinatos.
Desde los primeros mitos los vampiros han sido encasillados como monstruos. Y Eli es precisamente eso: Un monstruo atrapado en un cuerpo infantil, solitario y sediento de sangre humana.
Precisamente por ese enfoque, no sería aventurado decir que John Ajvide Lindqvist hoy es a la ficción y el terror de Suecia lo que Stieg Larsson representa para la novela de detectives. Es que en muy poco tiempo "Déjame entrar" se ha convertido en un referente literario tan poderoso como lo es la Trilogía "Millennium". Y eso no es poco.