SANTIAGO.- El comandante en jefe del Ejército, general Juan Emilio Cheyre, aseguró hoy en Coyhaique que, de ser requerido por la justicia, concurrirá a los tribunales para entregar su testimonio por casos de violaciones a los derechos humanos.
El uniformado es requerido por los familiares de dos niños que en 1973 murieron cuando jugaban en las proximidades del regimiento "Arica" de Coquimbo, donde Cheyre -en esa época teniente- era ayudante del comandante del establecimiento, Ariosto Lapostol.
"Yo, como todo ciudadano chileno, si es que soy requerido, tengo que cooperar con la justicia", se limitó a decir al respecto el general Cheyre durante una visita a la Séptima División del Ejército, la que se enmarca en las distintas inspecciones que ha efectuado a las diversas unidades del país tras su asunción en marzo pasado.
Dirigiéndose a la oficialidad del Regimiento de Infantería Número 14 Aysén, el jefe militar enfatizó que "ustedes (oficiales) me deben responder en lo profesional y en forma personal por la integridad de cada conscripto".
Lo anterior, ante las constantes denuncias sobre maltratos a conscriptos, particularmente por la extraña muerte de Pedro Soto Tapia, ocurrida en 1997.
Posteriormente, el general Cheyre se trasladó a Puerto Aysén, donde continuará con sus visitas al Regimiento Chiloé.
Cabe recordar que los niños Jim Christie Bossy y Rodrigo Javier Palma Moraga, de ocho y siete años respectivamente, murieron el 24 de diciembre de 1973 mientras jugaban en las proximidades de un gasoducto que era custodiado por una patrulla del regimiento "Arica", cerca del domicilio de ambos, en el sector de La Herradura de Coquimbo.
Los cadáveres de ambos menores fueron entregados a sus familias en agosto de 1974, en urnas selladas y acompañados de certificados de defunción que no especificaban las causas de la muerte.