SANTIAGO.- Joaquín Morales Espina vive hace seis meses en estado vegetal en la Unidad de Neonatología de la Clínica Presbiteriana Madre e Hijo. Al tercer día de haber nacido sufrió un paro cardiorrespiratorio como consecuencia de un reflujo.
La madre del infante, Eugenia Espina, acusa a dicha unidad, externa al recinto asistencial, de no haber atendido a tiempo a su hijo debido a que en el momento del accidente había sólo cuatro personas para asistir a 34 recién nacidos.
Esta mañana, la mujer concurrió hasta el Palacio de Tribunales para apelar a una resolución de la Quinta Sala de la Corte de Apelaciones, que el 30 de abril pasado determinó que el pequeño Joaquín debe ser trasladado al Hospital Sótero del Río.
El tribunal, que estuvo integrado por los ministros Gloria Ana Chevesich, Sandra Pinto, y Cornelio Villarroel, dio la razón a la empresa Neo Red limitada, propietaria de la unidad neonatológica, entidad que recurrió de protección contra la familia y la Clínica Madre Hijo argumentando que no puede entregar al menor los tratamientos y cuidados pediátricos que requiere.
Pero la joven madre, que visita a diario al menor, asegura que Joaquín no requiere más atenciones que las que ya recibe dada su condición.
Con la presentación de hoy, Eugenia Espina busca que la Corte Suprema determine que su hijo siga en el lugar en donde ha permanecido durante su corta vida hasta que muera en forma natural, que según ella, será en el corto plazo.
"Lo único que pido es que me entiendan como mamá, para mí es muy difícil, no encuentro justo que todos nos hagamos cargo de algo que pasa en una clínica privada. Mi Joaquín no se merece eso", dijo entre llantos la afligida madre.
La presentación fue patrocinada por el abogado Raúl Mesa, de la Fiscalía Anti Negligencias Médicas, quien sostuvo que "queremos sensibilizar a la Corte Suprema para que este niño tenga una muerte digna".
