El abogado Guillermo Arenas dejó esta tarde de ser el director nacional del Registro Civil.
José Molina, El Mercurio
SANTIAGO.- A sólo horas de conocer oficialmente su salida como director nacional del Registro Civil, Guillermo Arenas deslindó responsabilidades al sector privado por los fracasos de las licitaciones que han involucrado a la institución, agregando que "la relación incestuosa" con el área pública está provocando un daño al país.
En conversación con Emol, Arenas dijo sentirse "orgulloso" de haber trabajado en el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet y estimó que la decisión de extraerlo de su posición es "parte normal del ejercicio democráctico. Lo demás no tiene mucha importancia, el por qué o el cómo".
Su salida del organismo se da en el contexto de los cuestionamientos al reciente proceso de licitación inicialmente adjudicado a la empresa Tata, pero que luego fue anulado por el propio Arenas por los vínculos de uno de los empleados -Andrés Contardo- con la firma. "¿Qué fue lo que falló? Falló el sector privado, por Dios. Y más aún, durante todo el proceso se sabía quiénes eran los que iban a evaluar. Las empresas se reunieron con ellos en distintas ocasiones y nadie dijo nada", afirmó Arenas, subrayando la transparencia con la que según él se ha manejado la institución.
El abogado fue más allá y explicó que, cuando la empresa Quintec realizó un reclamo al tribunal de empresas por esta misma licitación, en su extenso escrito no hizo ningún tipo de referencia a la irregularidad de las cual hoy se habla, la que posteriormente fue denunciada por la prensa.
Arenas además subrayó que los evaluadores en dos ocasiones dieron un apoyo unánima a la empresa a la que se le había adjudicado la licitación. "Ahora lo puedo decir, que no soy director: dos veces dijeron que Tata era por muy lejos la mejor opción", explicó. "La falla no estuvo en nosotros. Los funcionarios del Registro Civil están en la página web, a disposición de todos los chilenos. Nosotros no sabemos quién trabaja en las empresas", se justificó.
"El servicio público chileno es un lujo. La relación incestuosa que se está produciendo entre el sector público y el sector privado, la no regulación de esa relación, está comenzando a hacer un gran daño al país y puede poner en peligro nuestro desarrollo", concluyó Arenas.