En esta foto de archivo, el entonces Presidente Ricardo Lagos realiza una visita inspectiva a las obras del corredor Pajaritos del Plan Transantiago.
El MercurioSANTIAGO.- Antes de la puesta en marcha del Transantiago en febrero de 2007, los buses oruga eran mostrados como ejemplo de modernización y de la nueva cara del servicio de pasajeros. Incluso, el ex Presidente Ricardo Lagos y varias figuras políticas de la época se fotografiaron en ellos.
Pero todo indica que el ministerio de Transportes y Telecomunicaciones se prepara para finiquitar este símbolo del sistema de pasajeros capitalinos.
Así lo deslizó esta mañana el titular de la cartera, Felipe Morandé, quien al ser consultado sobre la conveniencia de mantener estas máquinas, explicó que "la corta y dramática experiencia ha demostrado que este tipo de buses no son aptos para la infraestructura que hay y que puede haber en Santiago".
Morandé indicó en radio Bío Bío que este tipo de bus, "tan largos", sólo se justifica cuando se dispone de una red "muy importante" de corredores de alta velocidad y "que operan como método de superficie". Lo que no ocurre en el caso de la capital chilena.
"Estamos lejos de eso y difícilmente podemos llegar ahí, porque estos corredores, al final del día, más que costosos, son difíciles de implementar porque a los vecinos no les gusta y los alcaldes se oponen", argumentó.
A ello se suma, según Morandé, que es complicado indemnizar o expropiar las casas correspondientes para la implementación de las vías exclusivas para estas máquinas.
"Hay que ser más prácticos en esto y tener buses que se adapten a las calles que ya tenemos en Santiago", añadió, de cara a la nueva licitación del sistema de transporte capitalino programada para 2011.
Esta última contemplaría varios cambios para solucionar los graves problemas de servicio y financiamiento que ha tenido el Transantiago desde su puesta en marcha.
En esa línea, la semana pasada se envió un proyecto al Congreso para que este sistema de transportes sea considerado como un servicio de uso público y así tenga el mismo estatuto que tienen servicios básicos como el agua potable o la luz eléctrica.
La importancia de este cambio es que de esta manera el Estado puede tener mayor injerencia en cuanto a regular tarifas e intervenir cuando hay problemas con las empresas operadoras.
También se contempla dar incentivos para quienes sí cumplen con sus contratos y alicientes para que los operadores busquen una mayor demanda de pasajeros. Para ello se buscará establecer pagos por servicios prestados y motivar la competencia.