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Santiago: Martes 16 de abril del 2024 | Actualizado 01:52
Pese a los desacuerdos que aún persisten, monseñor Ezzati confía en que el diálogo, que se reanuda esta tarde, terminará con la huelga.
Felipe González, El MercurioSANTIAGO.- El arzobispo de Concepción y facilitador del diálogo en el conflicto mapuche, Ricardo Ezzati, admitió hoy la existencia de "baches" en el camino de la negociación que se realiza entre representantes indígenas y del Gobierno.
"Los baches son objetivos, hay distancias y posiciones que tienen puntos de no convergencia total. Hay que esperar que los comuneros hablen entre sí y decidan qué hacer", dijo Ezzati.
El religioso, acompañado de la vocera de los presos de Concepción Natividad Llanquileo y del obispo de Temuco, Manuel Camilo Vial, ingresó esta mañana a la cárcel de Angol, donde se reunió con los comuneros en huelga para informarles acerca de las propuestas del Ejecutivo.
Al ingresar al recinto, Ezzati no aclaró cuáles son los desacuerdos que persisten y se definió como un "facilitador del diálogo" que no puede detallar las propuestas de La Moneda.
El religioso sólo se limitó a señalar que se ha hecho un buen camino para el entendimiento, por lo que espera que esto concluya con el fin de la huelga de hambre.
Durante esta jornada está previsto que se reanude el diálogo entre las autoridades y los representantes de los 35 comuneros mapuches, luego que este sábado decidieran darse un plazo de veinticuatro horas para que las familias y los huelguistas pudieran analizar la propuesta del Ejecutivo.
Sin embargo, Jorge Huenchullán, portavoz de los presos mapuches de Angol, dijo a El Mercurio que no asistirá al encuentro de hoy y exigió un acuerdo entre todos los representantes de los huelguistas.
"No voy a ir mientras no nos sentemos los voceros de Temuco, Concepción y Angol y lleguemos a un acuerdo; recién ahí empieza la mesa de diálogo de verdad", dijo.
El Gobierno propuso este viernes recalificar las querellas contra los huelguistas que actualmente se tramitan bajo la ley antiterrorista para someterlas a la ley común.
En tanto, en Santiago un grupo de unos 17 mapuches, entre ellos mujeres y niños, mantienen tomada la sede de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
