WASHINGTON.- Científicos de EE.UU. y Alemania han encontrado un gen cuyas mutaciones pueden provocar miocardiopatía, una enfermedad que conduce al fallo cardíaco, informó hoy la Asociación del Corazón de EE.UU.
En las miocardiopatías, el corazón se agranda, pero pierde gran parte de su poder de bombeo, lo que hace que la sangre se estanque y regrese a los pulmones. Ello puede dar lugar a un fallo cardíaco.
El gen descubierto ahora por los científicos es el responsable del funcionamiento de la proteína "metavinculina", que está presente en las células del músculo cardíaco, intestinos y vasos sanguíneos.
Los investigadores, que han publicado los resultados de su trabajo en la revista especializada estadounidense Circulation, afirman que un mal funcionamiento de esta proteína puede alterar la estructura de las células del músculo cardíaco.
"Nuestros estudios apoyan la hipótesis de que un fallo en las proteínas críticas pueden dañar las células del corazón", ha señalado Timothy Olson, a la cabeza del equipo investigador, de la Clínica Mayo.
Los genes contienen los códigos que dirigen el funcionamiento de las proteínas, por lo que la mutación del gen conlleva la aparición de una proteína defectuosa.
El gen descubierto ahora guarda una relación directa con un tipo de cardiopatía que afecta a los ventrículos, llamada ideopática o "dilatada", y su estudio ha sido posible gracias a la colaboración de científicos estadounidenses y germanos.
Susan Illenberger, de la Universidad Técnica de Braunschweig, en Alemania, ha dirigido por su parte el grupo alemán que se ha encargado de determinar los efectos negativos causados por la proteína defectuosa.
Ambos grupos de científicos han constatado también que los fármacos que son capaces de rebajar la presión arterial y los esfuerzos excesivos del corazón, pueden también reducir el daño que se inflige al músculo cardíaco.
"La única opción verdaderamente eficaz para tratar la miocardiopatía severa es un trasplante de corazón, pero algunos medicamentos pueden prolongar la vida de los pacientes", ha indicado Timothy Olson.
Estos fármacos, que rebajan la presión y el estrés arterial, pertenecen a la familia de los beta-bloqueadores y los inhibidores ACE.
Olson ha indicado que, mediante estudios clínicos con los familiares de los pacientes, se puede lograr un diagnóstico temprano de las personas que están en riesgo de desarrollar la enfermedad.
"Esto permitiría evaluar qué pacientes deben considerar un uso preventivo de los beta-bloqueadores o los inhibidores ACE", ha precisado el científico.