WASHINGTON.- Los primeros humanos llegaron a las regiones altas y entonces cubiertas de pastizales de Atacama hace unos 13.000 años, y cuando los cambios climáticos secaron el norte de Chile se inició un "silencio arqueológico" de 45 siglos, se anunció hoy, jueves.
Un grupo de arqueólogos de Chile y de Suiza encontró extensas pruebas de la ocupación humana en la región entre las latitudes 20 a 25 Sur, desde hace 13.000 a 9.000 años.
Esta en un nueva pieza del rompecabezas sobre el proceso de poblamiento del continente americano, indicó un artículo que publica mañana, viernes, la revista "Science".
Las pruebas más antiguas de la presencia humana en América del Sur se encuentran en las junglas templadas y datan de hace unos 14.600 años.
Los hallazgos de los investigadores muestran luego un hiato -la ausencia de pruebas arqueológicas- que se extiende hasta hace unos 4.500 años, y los científicos estudiaron la relación entre esa presencia o ausencia, y los cambios climáticos.
En el artículo, Lautaro Núñez, del Instituto de Investigaciones Arqueológicas y la Universidad Católica del Norte, e Isabel Cartajena, del Departamento de Antropología de la Universidad de Chile, determinaron que la ocupación humana inicial coincidió con un cambio de clima de ambientes muy secos a ambientes húmedos.
"La ocupación humana al fin de la era glacial y el Holoceno en el desierto de Atacama estuvo asociada con el cambio de clima", escribieron los investigadores en el estudio, en el que también participó Martin Grosjean de la Universidad de Berna (Suiza).
Los datos arqueológicos muestran que el cambio de un ambiente árido a uno relativamente húmedo comenzó en Atacama hace unos 14.000 años y culminó entre 13.000 y 9.500 años atrás.
"La cobertura de pastizales era extensa y la diversidad de plantas vasculares muy alta, particularmente entre 11.800 y 10.500 años atrás", señaló el estudio.
"Las orillas de los lagos antiguos estaban unos 70 metros por encima de los niveles de los actuales lagos salados, y proporcionaban hábitat excelente para los grupos de cazadores", añadió el artículo.
El equipo de Núñez combinó el análisis arqueológico con un enfoque paleoecológico en su estudio de la interacción a largo plazo de los cazadores y recolectores y los cambios en el ambiente.
Núñez busca averiguar por qué la presencia humana en el norte chileno llegó unos 2.000 años después que las primeras poblaciones en las regiones húmedas y boscosas del centro y sur de Chile.
En su trabajo, los investigadores examinaron yacimientos arqueológicos y excavaciones en cuevas y refugios rocosos a diferentes elevaciones en los lagos más antiguos a gran altura sobre el nivel del mar, las praderas de altura media, y las tierras bajas y húmedas.
El ambiente más rico en información es el de las cuevas y refugios rocosos, porque habitualmente contienen pruebas de ciclos a largo plazo de ocupación y abandono humano.
"La razón principal del 'silencio arqueológico' es la fluctuación en los cambios climáticos", indicó el estudio. "Cuando abundaban la vida vegetal y animal, los cazadores más móviles se trasladaron a tierras más altas de 11.800 a 10.500 años atrás".
De hace 9.900 a 8.800 años, estas poblaciones practicaron migraciones estacionales entre los lagos de gran altura y las tierras bajas y húmedas, pero hace unos 9.000 años los lagos antiguos se secaron "y la población humana los abandonó hasta hace unos 4.500 años".
Cuando el clima se tornó más húmedo, los pobladores del norte chileno retornaron a tierras más altas y ocuparon las orillas de los reducidos lagos, y se restableció el movimiento migratorio entre las tierras bajas y las altas.