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Enrique Iglesias sorprendió a Viña en la quinta noche

El artista español arribó en su avión privado directo a Viña del Mar, desatando histeria colectiva entre las jovencitas que lo esperaron en el aeropuerto Torquemada de Con Con y en el mismo Hotel OHiggins. Luego se dirigió a la Quinta Vergara, donde realizó la prueba de sonido del show que más tarde abrió la penúltima jornada del festival. Fue una presentación extraña, llena de pirotecnia y donde la música quedó supeditada a un espectacular populismo.

21 de Febrero de 2000 | 03:22 | El Mercurio
Son muchas las cosas que, antes de que comenzara la quinta noche en la Quinta Vergara, ya se sabían de sobra acerca del artista encargado de abrir la jornada, Enrique Iglesias.

Que, por ejemplo, su registro vocal no es de los más graciados en el mundo de la música popular. Que, con su nuevo disco en inglés, "Enrique", el español llegaba en el mejor momento de su carrera. Y que, por cierto, la promesa de repetir la histeria del año y de divertirse con el público en su regreso estaba demasiado pendiente.

Pero lo que nadie ni de lejos se esperaba era un espectáculo cargado de pirotecnia, de fuegos artificiales y de vuelos hacia la galería. Un show extraño, a ratos demasiado difícil para un artista que se esforzó al máximo (quizás más de lo recomendable) para dejar al público y a los organizadores con la boca abierta.

Recibido con algunas pifias iniciales y estructurando un repertorio con demasiados silencios, costó que la energía fluyera espontánea por parte del público. Una audiencia que, en un principio, se mostró dividida en el afecto hacia el español.

Por eso, con la seguridad de sus clásicos románticos de siempre, "Experiencia religiosa" y "Sólo en ti", canciones ya probadas desde antes de que se convirtiera en uno de los puntales del sonido latino en el mercado anglo, recién el artista pudo encender la histeria. Eso, claro, ayudado a esas alturas de un populismo ya muy manoseado en nuestros escenarios: Marcelo Salas, representado por su casaquilla 11 de la selección chilena, debería cobrar regalías.

Pero bastó un segundo para voltearlo todo. En medio de "Bailamos", uno de los sencillos más difundidos de su nueva placa, comenzaron a caer del cielo challas multicolores y el ánimo comenzó a encenderse hasta reventar. Enrique Iglesias, ya lo habían advertido, quería sorprender y lo hizo muy bien.

Por eso, provocando una molestia evidente en Cecilia Bolocco, llegó hasta el fondo de la pasarela de platea y arrojó al público la "gaviota de plata" que acababa de recibir. La Quinta Vergara estalló en un aullido y el efecto secundario fueron dos mujeres -de 19 y 38 años- con cortes superficiales en los labios y dedos al disputarse el trofeo.

"No soy perfecto sobre el escenario. Fue una reacción emotiva, la intención no fue dañar", explicó luego tras el escenario un Enrique Iglesias algo ansioso y reunido ante la prensa con una de las dos mujeres heridas, plenamente satisfecha por estar al lado del ídolo y con un CD del artista como regalo.

No contento con eso, el español tenía guardada otra sorpresa sobre el escenario: convertirse en un andarivel humano, montado en una plataforma, para volar hasta lo alto de la galería y desde ahí interpretar otro de sus hits en inglés, "Rhythm divine".

Extraño el espectáculo de Enrique Iglesias. Recién afiatado con su nueva banda, con un guitarrista certero y un coro siempre demasiado protagónico, en todo momento pareció más preocupado de la parafernalia y al final su espectáculo dejó un sabor tibio. También, ganas de conocer algo más de su nueva faceta artística que ya ha esbozado en otros escenarios.

Un regreso que, no precisamente por la música, quedará guardado en la retina como uno de las presentaciones más inclasificables que hayan desfilado por la historia reciente del festival.

Oro para Coco Legrand

A juzgar por la reacción del público anoche en la Quinta Vergara, las palabras de Coco Legrand en la víspera tuvieron su efecto. El humorista se encargó de avisar que su actuación en el festival sería la última masiva y marcaría el principio del fin de su carrera. Con esos antecedentes, al minuto de haber ingresado al escenario en su motocicleta, cuando aún algunas jovencitas chillaban por Iglesias, las doce mil personas que llenaron la Quinta corearon el nombre del humorista y pidieron de inmediato la Gaviota.

Con la libertad que da el apoyo masivo, Coco Legrand inició su rutina con un tema complicado y sin garantía de éxito: la política. El humorista criticó a destajo célebres casos de corrupción extranjera -quizás con miras a su anhelada internacionalización, también anunciada el sábado- y bromeó con la concertación gubernamental y la contingencia nacional (Bolocco y su polémica fotografía de portada de un matutino incluidas). Tampoco dejó afuera algunas alusiones a los motivos que lo llevaron a alejarse durante 20 años de la Quinta Vergara.

Lo que vino después es lo que ha hecho famoso a Legrand: largos cuentos con carácter de retrato social, que fueron los que causaron las mayores carcajadas. Allí estuvieron las vicisitudes de una íntima cirugía y de un matrimonio de clase media, entre otras actitudes cotidianas.

Cuarenta y cinco minutos después, los animadores entregaron la segunda Gaviota de plata de la noche, pero el grito de "¡Oro, Oro!" obligó a darle la primera estatuilla de ese metal de este año, la segunda que se entrega en la historia de este certamen. El año pasado se la llevó Ricardo Arjona.

Emocionado, el humorista agradeció y dejó el escenario en medio de los silbidos del público. Hace 20 años él quiso hacer un bis y no se lo permitieron. Esta vez fue Coco Legrand quien dejó pidiendo más. Quizás también a los televidentes. 61 puntos de audiencia llegó a marcar su actuación y durante 20 minutos se mantuvo parejo en los 60.

Pese a esa sintonía, a las estatuillas de plata y oro, y a la "tremenda muestra de cariño" del público, el humorista ratificó su intención de retirarse de los escenarios. Primero de los masivos, después de los televisivos y luego de los teatrales.

"Subí como un zombie a la Quinta Vergara", contó luego en bambalinas, en una conferencia de prensa donde, entre los periodistas, se ubicó toda su emocionada familia. "Hay que tener un tremenda concentración para poder enfrentar un público como éste", agregó. "Pero al momento de la presentación me quebré absolutamente. No trabajé con la profundidad que debía hacerlo. Y eso demuestra que no estoy capacitado para los grandes públicos. Tampoco para recibir tantas emociones".

Lou y Herrera, del Cielo a la Tierra

La trajinada gaviota de plata nunca fue tan importante en este festival como en la actuación de Lou Bega, aunque fuera por omisión: el cantante alemán fue uno de los tres números (junto a Fulanito y Soledad) que no se llevó a casa el ave de plata, y si de algo es índice aquello fue de el poco atractivo de su espectáculo.

Cultor del mambo más postizo, el cantante despachó rápidamente su escueta lista de éxitos: "I got a girl", "Mambo no. 5" y "Tricky tricky". Y para enterar un show de duración aceptable, no vaciló en repetir al final el segundo de esos créditos a modo de principal amuleto, cerrando así una presentación candidata a lo más prescindible del Festival.

Un aporte mucho más sólido llegó a hacer luego Pablo Herrera. Pocas veces un cantante local tuvo tan clara como él la noción de su propio oficio: baladista. Salvo el pulso más ligero de "Dale una oportunidad", nada alteró el tono pausado del recital del cantante, patente no solo en el ritmo sino en los suaves arreglos de su grupo o la reposada voz con la que saludó siempre el entusiasmo del público.

La Quinta Vergara acogió desde el comienzo la intimidad de Herrera, y demostró coreando cada una de sus baladas que no sólo la pasión puede alimentar una hoguera: también puede hacerlo la contemplación. La invitación que hizo extensiva al grupo de reggae local Gondwana para cantar juntos "Armonía de amor", original de la banda, dio un color distinto al show y fue una de las sopresas más gratas del certamen, que anoche culminó con la premiación folclórica y la clasificación de tres temas internacional para la final de esta noche.
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