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BERLÍN.- Tuvieron 120 minutos de lucha pero no pudieron desnivelar la igualdad a un gol con que terminó el primer tiempo. Zidane pudo haberse despedido del fútbol como héroe luego de abrir el marcador para su equipo, pero se hizo expulsar en el segundo tiempo del alargue con una torpe reacción y no pudo estar en la definición a penales que con el resultado final de 5-3 le dio a Italia su cuarto título del mundo.
El partido comenzó con un buen ritmo que podría definirse como inesperado en una final de Copa del Mundo, donde por lo general los equipos en disputa utilizan los primeros minutos para estudiar las estrategias propuestas por el rival esperando el momento oportuno para salir al frente.
Tal vez por eso no sorprendió tanto que a los 5’ el árbitro argentino Horacio Elizondo cobrara un confuso penal a Materazzi -por infracción sobre Malouda- que un minuto más tarde el capitán francés, Zinedine Zidane, convirtió en gol con una fría definición que no estuvo exenta de dramatismo, ya que el astro del Real Madrid “picó” el balón sobre la estirada de Bufón viendo cómo la pelota golpeaba el travesaño y por pocos centímetros rebotaba dentro del arco del portero italiano.
Con esa incidencia podría pensarse que Francia pondría el cerrojo defensivo que tan buenos frutos le ha dado en este Mundial, pero Italia no estaba dispuesta a rendirse y a los 19’ logró la igualdad gracias a un notable frentazo del defensor Marco Materazzi, quien le ganó por arriba a Vieira y conectó así un preciso tiro de esquina servido por Andrea Pirlo.
Así Italia comenzó a ganar confianza y a tener mayor control del balón en la mitad de la cancha. Por el centro destacaba el buen trabajo de Gennaro Gattuso –quien cumplía relativamente bien marcando a Zidane- y la claridad de Pirlo -que se mostraba como un desahogo constante ante la escasa participación de Francesco Totti-, mientras que por las bandas la tarea la cumplían Fabio Grosso y Gianluca Zambrotta, que con sus atinados desbordes crearon varias jugadas de peligro a la zaga francesa.
Pero la mejor oportunidad para desnivelar el marcador a favor de Italia no llegó de una jugada colectiva, sino que la repetición de la fórmula del primer gol encontró esta vez a Luca Toni ganando en el área gala para conectar un frentazo que remeció el travesaño de Barthez, cuando ya corrían 35’.
Por su parte, Francia no tenía muchas ocasiones de peligro sobre el arco italiano, debido principalmente a la solvencia de Cannavaro y Materazzi en el fondo, pero de todas formas complicaba esporádicamente con los avances de Thierry Henry desde la mitad de la cancha que por lo general terminaban en desviados remates desde fuera del área de alguno de sus compañeros.
Zidane no quiso despedirse del fútbol como héroe
En la segunda parte el equipo francés entró decidido a desnivelar el marcador a su favor y en los primeros 10 minutos del complemento fue capaz de generarse varias acciones principalmente en los pies del movedizo Thierry Henry, que viniendo desde atrás obligó en más de una oportunidad al lucimiento de Buffon.
Pero los constantes avances del hombre del Arsenal, Malouda, Zidane y especialmente Ribery comenzaron a desvanecerse junto con la salida de la cancha de Patrick Vieira, quien debido a una inoportuna lesión fue reemplazado por Alou Diarra cuando corrían 56'.
Recién ahí Italia quiso responder a los constantes avances galos y a los 61' consiguió un gol a través de Luca Toni, pero la posición de adelanto del delantero de la Fiorentina invalidó la acción y dejó el marcador tal como estaba hasta ese momento.
Corrían los minutos y aunque Francia era notablemente superior en la posesión de la pelota, no habían mayores acciones de riesgos en ninguno de los dos arcos. Lippi trató de armar un nuevo naipe con los ingresos de Iaquinta, De Rossi y Del Piero, pero lo cierto es que dichas alternativas no gravitaron en el desarrollo del juego que siguió mostrando al excelente Fabio Cannavaro como el puntal de una defensa que mantuvo la igualdad hasta el fin del tiempo reglamentario.
Hasta que llegó el alargue y Francia siguió mostrándose como el equipo que tenía más ansias de llevarse la copa a casa. Primero amenazó Ribery con una espectacular diagonal que terminó con un tiro que pasó besando el segundo palo del arco italiano, pero luego fue Zidane el que con un notable frentazo obligó al portero Buffon a estirarse cuanto podía para desviar el balón al córner, cuando parecía que el héroe galo repetía lo que hizo en la final de 1998.

Pero Zidane todavía tenía algunas cosas que mostrar en esta final, y es que a pocos minutos de iniciado el segundo tiempo de alargue no pudo controlar sus emociones y agredió con un cabezazo a Marco Materazzi, obligando a que el árbitro Horacio Elizondo le mostrara con una tarjeta roja el fin anticipado a una exitosa carrera como futbolista que no pudo ser coronada con un nuevo título del mundo para una Francia que en el momento de la definición a penales sintió la ausencia de su líder.
Luego de que Pirlo, Wiltord y Materazzi anotaran sus lanzamientos, David Trezeguet tomó la responsabilidad y desperdició su remate enviando el balón directo al travesaño, error suficiente para que Italia conservara la ventaja y luego de convertir todos sus lanzamientos se impusiera por 5-3 en una definición que le permitó llevarse la Copa del Mundo por cuarta vez a Roma.
Ficha del partido
Italia: Buffon, Zambrotta, Cannavaro, Materazzi, Grosso - Camoranesi (86’ Del Piero), Gattuso, Pirlo, Perrotta (61’ Iaquinta) - Totti (61’ De Rossi) - Toni. DT-Marcello Lippi
Francia: Barthez - Sagnol, Thuram, Gallas, Abidal - Vieira (56’ Diarra), Makelele - Ribéry (100’ Trezeguet), Zidane, Malouda - Henry (107’ Wiltord). DT-Raymond Domenech
Goles: 0-1 Zidane (7’), 1-1 Materazzi (19’)
Penales: 1-0 Pirlo, 1-1 Wiltord, 2-1 Materazzi, Trezeguet errado, 3-1 De Rossi, 3-2 Abidal, 4-2 Del Piero, 4-3 Sagnol, 5-3 Grosso
Árbitro: Horacio Elizondo (Argentina).
Tarjetas amarillas: Zambrotta (Italia); Sagnol, Malouda, Makelele (Francia)
Tarjeta roja: Zidane (Francia)