Especialistas plantean que el cuadro surge cuando el cuerpo manifiesta aquello que las palabras no pueden expresar, ya que la mente y el cuerpo están conectados, y lo que sucede en una de estas zonas, repercute en la otra.
Se trata de una estrategia común en individuos con rasgos narcisistas o incluso sociopáticos. Las secuelas que dejan en sus víctimas pueden ser profundas y debilitantes.