A un año de tener a su hija Julieta junto a Cristián Campos, la actriz cuenta cómo ha sido su período de aprendizaje en esta nueva etapa y cómo el yoga fue fundamental en su embarazo.


¡Luz, cámara y acción! Sentada frente a las cámaras, grabando un nuevo comercial, se encuentra María José Prieto. Luego de estar toda la mañana en eso, por fin llega la hora del almuerzo. Alegre y con ánimo se dirige al comedor. Sin embargo, su rostro cambia completamente cuando le nombran a su hija Julieta.

Los ojos pasan de estar contentos a brillantes. Pero no cualquier tipo de brillante, sino ese que denota orgullo cuando una madre habla de sus hijos.

“Fue un cambio maravilloso”, cuenta la actriz acerca de esta nueva etapa que está viviendo y agrega que “realmente es un privilegio ser madre, tener la experiencia que estoy teniendo.

” Sin sacarse la sonrisa del rostro, Prieto asegura que el ser mamá es una gran responsabilidad, pero que a la vez es un disfrute. “Es como ser niño, pero lo más lúdica posible tratando de estar muy despierta para verla, para percibirla. Es una oportunidad para conocerse a uno y cuestionarse las preguntas importantes de la vida. Es un desafío”, expresa.

Julieta es la primera hija del matrimonio de Cristián Campos y María José Prieto. A pesar que al principio se iba a llamar Emilia, la actriz confiesa que decidieron cambiarle el nombre por uno más fuerte, ya que la ecografía 4D poco antes del parto, les hizo cambiar la idea por los rasgos de la pequeña, que ahora tiene un año y un mes de vida.

Con respecto a la relación que le gustaría tener con su hija a futuro, la actriz afirma que le gustaría ser “una madre cercana, pero no con lo que respecta a la permisividad”, ya que cree que esa es la idea de ser mamá.

“Me sirvió mucho trabajar desde chica y eso me dio autonomía e independencia que agradezco, porque ayuda a sentirse más orgullosa de una misma y de saber que una al final del día se lo puede. Eso es lo que me gustaría trasmitirle a la Julieta”, afirma y agrega entre risas que para lograr eso “voy a tener que ser un poco bruja, porque sé que Cristián no va a hacer esa pega”.

Su embarazo lo califica como “muy bueno”, ya que, como según cuenta, tuvo la suerte de estar en Estados Unidos, donde la calidad de vida es muy diferente. “Estaba en paz y en calma y practicando yoga – disciplina que ejerce desde hace alrededor de nueve años –, el cual con el embarazo pude seguir haciendo, pero estaba más dedicado a esta etapa”, comenta.

A lo que agrega que el yoga le sirvió mucho y que toda esa paz se la transmitió a su hija. “Veo a la Julieta y siento esa paz, aunque tiene su carácter”, ríe y continúa, “esa tranquilidad la tiene por el período del embarazo”.

Como toda primeriza, María José explica que continúa conociendo a su hija. “Descubrirla cada mañana es una sensación de magia, vuelves a creer que existe algo misterioso”, comenta y no descarta el tener un segundo hijo, pero que por ahora dice estar bien como está.

No le ha sido fácil equilibrar su antigua profesión con la nueva: Ser madre. “Me ha costado. Pero es por eso que he tratado de priorizar estos dos años que me han dicho que son cruciales en cuanto a la educación, por lo que he optado por proyectos más chicos, así puedo estar más cerca de ella”, afirma.