Cerca de 200 connacionales trabajan en las Falkland, principalmente en el rubro turístico y en la pesca. Angelo atiende en el Hotel Malvinas House, el principal de la isla.
Lo mismo que el segundo chef, una administradora y una mucama. Ganan bien. Mandan gran parte de su dinero a Chile o lo ahorran para distintos proyectos. Está calculado que los chilenos en las islas envían a su país cerca de 26 millones de dólares al año.

El matrimonio de Roberto Ojeda y Jessica Campos llegó hace casi cinco años a las islas. El es bombero en el aeropuerto de Puerto Stanley y ella trabaja en turismo. Tienen un hijo pequeño bilingüe, se acaban de comprar una casa y es difícil que por el momento regresen a Chile. No hay un motivo razonable para ello, sobre todo si tienen muy presente que nunca alcanzarán el nivel de vida con el que gozan. Jessica cuenta con entusiasmo cómo ha buscado traerse el alhajamiento de su nueva vivienda en distintos países. Es posible que los muebles de cocina provengan de Chile, la casa, que se arma en el lugar elegido, viene embalada y entera desde Inglaterra.

Roberto debe viajar en estos días a hacer un curso de dos meses en Londres. Es muy posible que su hijo, luego de terminar la secundaria en una muy bien equipada escuela local, pueda acceder a continuar estudios superiores en Inglaterra, todo pagado por el gobierno local de las islas.

Jessica Campos y Roberto Ojeda
Muchos de estos jóvenes están regresando y ocupan cargos en las empresas o en el gobierno local. Claro que el costo de la vida en las Falkland es caso. Un arriendo no sale por menos de mil libras. Todo tiene un precio en libras más un porcentaje importante por la lejanìa. Un durazno puede costar un dólar o más. La conexión a internet por 20 minutos vale tres libras, el doble en dólares. Un hotel no baja de las 50 libras por noche. Un almuerzo el un restorán tiene un precio promedio cercano a las 20 libras, y así suma y sigue.
Un viaje de una semana a las islas para un turista puede significarle fácilmente tres mil dólares.
Henry Guala es de Puerto Natales. Desde hace siete años es chef del hospital local y también tiene definido, por el momento, su futuro en Las Falkland. Todos coinciden en que ganan por lo menos tres veces más que en Chile y acceden a un mejor nivel de vida.

La salud y la educación, ambas de gran nivel, son gratuitas. Tienen la residencia y medios suficientes para viajar entre una y dos veces por año a visitar a sus familiares.
Claro que cualquiera puede llegar y buscar trabajo en las Falkland. Tienen que viajar con un contrato de trabajo. Sólo el empleador puede hacer los trámites y todos los trabajos que se ofrecen en las islas tienen que ser publicados por dos semanas en la prensa local, por si hay un lugareño interesado y mejor capacitado. Ellos tienen prioridad.

Celia Short vive hace casi treinta años en las Falkland. Llegó luego de enamorarse y casarse de un habitante local. Es una institución en la comunidad chilena local. Los conoce a todos.
Durante muchos años trabajó en la Policía en las Falkland. Tiene su casa y ahora trabaja en una de las tiendas de artículos turísticos.
Chilenos reunidos en restauran