Un leñador un tanto flojo y bueno para el alcohol ha sumido a su esposa en la desesperación, pues él ha vendido muchas cosas de la casa para poder comprar tragos. Ella está agotada y jura que se vengará. La mujer ve la oportunidad de cumplir su promesa cuando conoce a un aristócrata que está en búsqueda de un doctor para su hija. Ella afirma que su esposo es médico, pero que tiene un problema de memoria que lo hace olvidar su profesión, y sólo la recuerda cuando lo golpean con palos. Ante esta afirmación, el poco ejemplar esposo decide seguir el juego, pero evitando los palos asumiendo que es doctor. Al visitar a la enferma se da cuenta que el único mal que tiene es de amores, pero de todas maneras debe encontrar una solución que la cure.
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