El famoso Principito de Saint Exupery está de vuelta en la Tierra. Pero tiene 58 años y no tiene nombre ni apellido, está solo, no conoce el sexo ni el amor, no sabe de la amistad. Para peor, su ateroide fue convertido por los chinos en pastillas, ya que descubrieron que estaba compuesto de litio. Al quedarse sin hogar, el Principito decide regresar a la Tierra, pero en vez de aterrizar en el desierto de Sahara llega al de Atacama. En ese lugar comienza su angustia y pide un ravotril a gritos, los que son escuchados por una psiquiatra que estaba de vacaciones, quien decide someterlo a una terapia.
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