En el verano de 1956, Julio Riquelme Ramírez desapareció de forma misteriosa en un viaje en el tren longitudinal norte, que en esos años cruzaba el desierto de Atacama. Nunca se supo de él, hasta que 43 años después se encontraron sus restos a 120 kilómetros de Antofagasta. Ernesto Riquelme, hijo del hombre desaparecido por tantos años, asume la tarea de enfrentar el mito de su padre con la realidad.
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