SANTIAGO.- Al igual que su amigo Chris Cornell, Chester Bennington tuvo que luchar con una serie de problemas en su vida, mientras se impulsaba su carrera artística con el grupo de rock Linkin Park. Las drogas, el alcohol y un hecho traumático en su infancia eran los fantasmas del cantante, quien se quitó la vida ayer a los 41 años.
Oriundo de Phoenix, Arizona, el intérprete comenzó por su gusto musical desde joven. Sin embargo, su niñez se vio afectada a los 7 años cuando comenzó a ser abusado por un amigo que era unos años mayor que él. "Escaló desde tocaciones hasta locas violaciones", sostuvo el músico en 2008 en la revista Kerrang.
"Estaba siendo golpeado y obligado a hacer cosas que no quería. Eso destruyó mi autoconfianza", añadió en ese entonces. En la misma línea, Bennington aseguró que por este motivo había tenido pensamientos suicidas y se había gatillado su adicción al alcohol y a drogas como opio, metanfetaminas, LSD, entre otras.
Los abusos contra Bennington se prolongaron hasta los 13 años. El cantante decidió callar y a los 16 años se integró a la banda Grey Daze, con la que comenzó a grabar sus primeros discos.
Pero fue en 1998 cuando Linkin Park —que en ese momento se llama Xero— se quedó sin su vocalista principal, lo que llamó la atención del músico. Tras su incorporación, el grupo publicó dos años más tarde su primer disco, Hybrid Theory (2000).
Con ascenso de la banda, la vida de excesos para Chester Bennington iba a la par. Sin embargo, los propios miembros de la banda (según contó él mismo) le aconsejaron tratar su adicción a las drogas y el alcohol. "Estuve con once dosis de ácido al día. Tomé tanto ácido que me sorprende que pueda seguir hablando", contó en 2016 a la revista Metal Hammer.
"En 2006 tuve la opción entre dejar de tomar o morir", añadió en la entrevista. "Hice un sondeo con los chicos y ellos realmente se abrieron y me dijeron cómo se sentían. No tenía idea que había sido una pesadilla".