Rubem Fonseca, escritor que renovó la literatura brasileña en el siglo XX con un lenguaje coloquial y directo, murió este miércoles a los
94 años.
Según informaron sus familiares a g1.globo.com, el autor
sufrió un ataque cardíaco durante una comida en su departamento en Río de Janeiro y fue llevado al Hospital Samaritano, en Botafogo, pero
no resistió.
Considerado uno de los mejores autores brasileños, Fonseca nació el 11 de mayo de 1925 en Juiz de Fora, en el estado de Minas Gerais, y a los 8 años se fue a vivir a Río de Janeiro.
Se graduó de derecho y trabajó como comisionado de policía a principios de la década de 1950.
Dejó su trabajo en la policía, pero la experiencia quedó plasmada en
sus creaciones, donde destaca la violencia y el mundo subterráneo de las ciudades.
En 2003, el escritor de cuentos, novelista, ensayista y guionista, ganó el
Premio Camões, el más prestigioso de la literatura en lengua portuguesa.
En 2015, en tanto, recibió el
Premio Machado de Assis, otorgado por la Academia Brasileña de Letras.
Entre los libros de este autor que influyó a generaciones, destacan: "Lucia McCartney" (1967), "Feliz ano novo" (1975) y "O collector" (1979), todos volúmenes de cuentos, además de las novelas "Caso O Morel" (1973), "El gran arte" (1983) y "Agosto" (1990).
Marcada por su estilo ácido, violento, seco y directo, con buenas dosis de erotismo, la obra de Fonseca ha sido blanco de diversas polémicas a lo largo de las décadas.
La más reciente fue hace pocos meses, cuando la Gobernación del norteño estado brasileño de Rondonia ordenó la retirada de las escuelas públicas de decenas de libros clásicos de la literatura nacional por su contenido "inadecuado", aunque dio marcha atrás después de la ola de críticas que recibió.
La lista incluía diversos volúmenes de Fonseca y otros autores consagrados de la literatura brasileña, como Mário de Andrade, Machado de Assis o Euclides da Cunha.
En ese sentido, Fonseca siempre admitió el uso de un lenguaje "obsceno" en sus publicaciones y defendió que los escritores no pueden "discriminar las palabras".
"Escribí 30 libros. Todos estaban llenos de palabras obscenas. Nosotros, los escritores, no podemos discriminar palabras. No tiene sentido que un escritor diga: 'No puedo usar esto'. A menos que escriba un libro para niños. Cada palabra tiene que ser utilizada", señaló cuando recibió el Premio Machado de Assis.
