El líder opositor ruso Alexei Navalni, fallecido en una cárcel en el círculo polar ártico, mantuvo en los últimos días un perfil bajo en las redes sociales y también redujo sus apariciones en video durante las vistas judiciales.
De todos modos, ha sido posible armar un relato de cómo fueron los últimos días del considerado como el enemigo número uno del Kremlin.
Una que pudo ver a Navalni poco antes de su deceso fue su madre,
Liudmila Navalnaya, quien el pasado lunes visitó a su hijo en la
cárcel IK-3 de la localidad de Jarp, en el distrito autónomo de Yamalo-Nénets, a donde el líder opositor fue trasladado en diciembre pasado.
"Tuvimos una cita el 12 de febrero. Estaba sano y contento de estar vivo", escribió Naválnaya en Facebook.
Un 14 de febrero aislado
Dos días después, la administración de la prisión conocida como "Lobo polar" y famosa por las duras condiciones para los reclusos, envió a Navalni a una celda de aislamiento por cuarta vez desde su llegada a finales de 2023.
Previamente, el líder opositor, de 47 años, fue encerrado en una celda de aislamiento durante diez días, del 1 hasta el 11 de febrero.
Se trataba de
la vigésimo séptima vez que el opositor era castigado con ese método desde su detención, en enero de 2021, en el aeropuerto de Moscú.
Precisamente sus largas estancias en celdas de aislamiento, con extremas condiciones de reclusión, pudieron perjudicar gravemente la salud del opositor, lo que llevó finalmente a su muerte, según defensores de derechos humanos y periodistas.
Ese mismo día, en las redes sociales de Navalni se publica un mensaje en su nombre, dirigido a su mujer, Yulia, para felicitarla por San Valentín.
"Siento cada segundo que estás a mi lado y te quiero cada vez más", rezaba el texto de felicitación, acompañado por una foto de archivo de ambos.
Una audiencia por videoconferencia y una muerte sin esclarecerse
Pese a estar castigado, la dirección de la cárcel permitió a Navalni participar en una audiencia judicial por videoconferencia el jueves 15 de febrero.
Durante esa aparición, el político opositor criticó con su habitual ironía las multas que le seguían imponiendo los tribunales pese a su estancia en la cárcel.
"Su majestad,
le enviaré el número de mi cuenta bancaria para que me pase dinero de su enorme salario de juez federal, porque a mí el dinero se me acaba debido a sus decisiones", bromeó.
Eso fue lo último que se supo de Navalni. Un día después, las autoridades penitenciarias rusas anunciaron la muerte repentina del dirigente opositor en la cárcel y prometieron investigar las circunstancias que rodearon su fallecimiento.
Los correligionarios del opositor no dan crédito a las primeras informaciones de las autoridades y envíaron al abogado de Navalni a la localidad de Jarp, que acoge la prisión "Lobo polar", para conocer de primera mano las circunstancias de lo ocurrido.
