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Hugo Bravo: La soledad final del hombre que destapó el caso Penta y desató un huracán político

El ex gerente general de las empresas del holding de Carlos Délano y Carlos Lavín falleció en la Clínica Las Condes, donde vivió sus últimos días visitado por un hijo y un sobrino.

28 de Febrero de 2017 | 06:11 | Emol
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Héctor Flores, El Mercurio
SANTIAGO.- Con el responso fúnebre de un diácono que formaba parte del servicio que ofrece el Hogar de Cristo fue despedido ayer, en la capilla de la parroquia Santa María de Las Condes, el ex gerente general de Empresas Penta Hugo Bravo.

El ingeniero comercial de la Universidad Católica se transformó en el personaje clave que convirtió el caso Penta en un huracán político, que afectó —de paso— a los dos fundadores del holding empresarial.

Para algunos, "sabía demasiado"; para otros, fue el "empleado infiel"cuyas acusaciones tomaron como carta de navegación los fiscales que persiguen a los empresarios Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín, señala "El Mercurio".

Pasadas las cuatro y media de la tarde, la urna con sus restos fue trasladada hasta el cinerario del Parque del Recuerdo, seguida de un grupo familiar en el cual los más afectados fueron sus hijos, que recibieron el consuelo de medio centenar de amigos y parientes.

En el velorio se vio a su abogada, Catherine Lathrop, pero no se advirtieron personajes que otrora buscaban acercarse a él para conseguir la aprobación de Délano y Lavín.

El ingeniero comercial Hugo Joaquín Elizardo Bravo López, de 71 años, falleció a las 12:46 horas del domingo en la Clínica Las Condes, donde permaneció en tratamiento intensivo durante varios días. Once minutos después de su deceso, a las 12:57, su hijo Benjamín, estudiante universitario, escribió en Facebook: "Cuánto te quiero".

Esas fueron las única palabras. No hubo obituario en la prensa ni epitafio alguno. Antes de morir, era visitado casi exclusivamente por un hijo y un sobrino. Los últimos días del "hombre rico", gracias a los dineros que hizo vinculado a Penta —según el abogado Álvaro Pizarro (quien representó a la empresa cuando Bravo la demandó por despido injustificado)—, transcurrieron en la clínica que era como su morada, donde su única entretención cuando estaba un poco mejor era ver series de TV.

No fue la ambición de dinero la que movió al ingeniero en sus últimos años. No fue eso lo que llevó a demandar a Délano y Lavín. Según quienes más lo conocen, lo hizo porque se sintió "ninguneado".

Bravo había sido compañero de curso de Carlos Eugenio Lavín en la UC. Nunca fueron amigos de visitarse. Eran de distinto perfil. Bravo se destacaba por ser muy reservado y poco aficionado a las reuniones sociales.

Se reencontraron en el Grupo Cruzat, donde Lavín era gerente general de Consorcio; Délano, gerente comercial, y Bravo llegó como gerente de administración de una de las firmas.

Luego Bravo se fue a Esso y a otras empresas, mientras Lavín y Délano crearon Penta. Cuando Penta empezó a ser un holding financiero, Lavín llamó a su ex compañero para manejar los temas contables.

Aunque durante los 30 años en que Bravo se desempeñó junto a Lavín y Délano tuvieron una estrecha relación profesional, esta no se repitió en el círculo más íntimo, cuando los "Carlos" convidaban a sus ejecutivos a comer a sus casas con sus señoras.

Ello, pese a que el ingeniero comercial era el único que tenía oficina en el mismo piso de Délano y de Lavín luego que hiciera una gran carrera en la firma, que lo llevó a ser gerente general y vicepresidente de Penta.

Dedicado principalmente al trabajo, se casó pasados los 40 con la secretaria Paulina Restovic, 15 años menor. Tuvieron dos hijos.

Su ascendente carrera comenzó a perder fuerza cuando llegaron a la firma profesionales que consideraban a Bravo de la "old school" (vieja escuela), que pretendía saberlas todas y buscaba dejar en evidencia errores de los nuevos ejecutivos, decían.

Frente a Lavín y Délano fue perdiendo poder a la par que se desarrolló su diabetes. Sus más cercanos no saben qué fue más fuerte: si la pérdida de poder o las múltiples enfermedades que comenzó a desarrollar, como problemas cardíacos, renales, neuropatías diabéticas y artropatía de Charcot.

En 2010, los "Carlos" sacaron a Bravo de la gerencia general. Según sus cercanos, el ingeniero no lo pudo superar.

En abril de 2014, su amigo martillero Jorge Valdivia denunció por primera vez el caso FUT, que fue la génesis que dio la primera hebra para develar el posterior caso Penta.

A partir de entonces, entre los ejecutivos de la empresa quedó la sensación de que el ex gerente general del holding tenía una doble personalidad: por una parte, se mostraba como altamente "camiseteado" y, por otra, con los años se fueron destapando hechos que lo involucraban en "oscuras maniobras" con el martillero que murió días después de haber hecho la denuncia.

Ahí se desencadenó la gran trama en que Bravo llegó a amenazar telefónicamente a los controladores de Penta para que le dieran una millonaria indemnización; de lo contrario, hablaría con la fiscalía. Sus conocidos comentan que no le interesaba la plata, sino recuperar poder sobre Délano y Lavín.

Los Penta tomaron la iniciativa y denunciaron las amenazas. El caso se fue tensionando cada vez más hasta la ruptura total.

En el último tiempo estuvo acompañado por un sobrino y su hijo. Su mujer se separó de él hace tres años y le pidió una pensión mensual de más de $24 millones, que no prosperó. A Délano y a Lavín no los volvió a ver.