SANTIAGO.- "La sacralidad de la vida, de toda vida humana, desde su concepción, en todo el arco de su desarrollo, hasta la muerte natural: la vida, el primero y el más fundamental de los derechos humanos, pilar granítico sobre el cual se cimientan todos los demás derechos".
La cita es del arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, durante su homilía en el Tedeum Ecuménico de Fiestas Patrias, realizado en la Catedral Metropolitana, en referencia a la aprobación del proyecto de aborto en tres causales, al cual la Iglesia Católica se opuso tenazmente.
En ese sentido añadió que "respetuosos de la legislación que el Estado se ha dado, nuestra opción por la vida se traduce en redoblar nuestro esfuerzo para seguir acompañando a las mujeres que viven situaciones límite en su embarazo, a las que deciden continuar con él y a las que piensan que el aborto es una solución".
"La Iglesia ofrece sus manos y extiende su abrazo de servicio a todas las personas que necesiten paz, amparo, apoyo y consuelo", añadió en su alocución, que se vio interrumpida por el desmayo de un asistente al principal templo religioso del país.
También se refirió a la "deuda de abandono y de una educación de mayor calidad” que existe con los niños y jóvenes".
En esa línea, también dijo que la llegada de los inmigrantes "estimula a la corresponsabilidad".
"Son los rostros de migrantes y refugiados que, junto a ciudadanos chilenos, buscan amasar el mismo pan de la dignidad, la acogida y la integración, como lo hicieran otros tiempos, un Andrés Bello (venezolano-chileno, redactor del Código Civil, creó la Universidad de Chile), un Ignacio Domeyko (bielorruso, chileno por gracia, científico, creó la Escuela de Minas de La Serena), una Bernarda Morín (canadiense, fundadora de las Hermanas de la Providencia) o un Alberto De Agostini (italiano, misionero salesiano, denunció crímenes contra los aborígenes)", manifestó.
En esa línea, añadió que a su juicio "Chile necesita volver a encantarse con la cultura de la acogida empática, del respeto mutuo y de la colaboración generosa que caracteriza su alma, para contrarrestar los nubarrones de una cultura relativista, egoísta y excluyente".