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Enrique de Dinamarca, el príncipe que nunca estuvo conforme con su título de consorte

Tanto era su descontento, que llegó a afirmar que no quería ser enterrado junto a su esposa si no lo nombraban rey consorte.

14 de Febrero de 2018 | 13:18 | Emol
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EFE
SANTIAGO.- El príncipe Enrique de Dinamarca, esposo de la reina Margarita II, falleció ayer a los 83 años. Al momento de su muerte, el hombre se encontraba en su residencia en el Castillo de Fredensborg junto a su mujer y sus dos hijos, según informó el palacio real.

Henri Marie Jean André de Laborde de Monpezat se encontraba oficialmente jubilado y desde septiembre del año pasado sufría de "demencia", lo que le provocaba "alteraciones en su comportamiento, en sus reacciones, juicio y vida sentimental, e influye en cómo se relaciona con el resto del mundo", según un comunicado enviado desde la casa real danesa en ese entonces.

Pero, ¿quién era el príncipe consorte? Enrique nació el 11 de junio de 1934 en Fredensbor, Dinamarca, fruto del matrimonio entre André de Labrode de Monpezat, periodista y agricultor, y de Renee Doursenot.

Conoció a Margarita cuando era diplomático en Londres y se casó con ella en 1967. La pareja tuvo dos hijos: Federico y Joaquín.

Enrique nunca se sintió cómodo con su papel de consorte, disconformidad que fue creciendo con los años y que nunca ocultó. ¿El motivo? Sentía que su cargo era de difícil encaje y por esa razón quería tener el título de rey. Sin embargo, nunca lo logró.

Tal era su descontento que incluso demostraba cierta animadversión hacia su esposa. De hecho, una vez declaró: "Si quiere que me entierren con ella, debe hacerme rey consorte. Punto. Me da igual".

También causaron controversia sus declaraciones a la prensa local, en el sentido de que su esposa lo tomaba "por tonto" y que incluso le faltaba el respeto.

El "príncipe llorón"


Margarita II tuvo que pasar por bochornosos episodios, ya que en el último tiempo Enrique se negaba a asistir a los compromisos oficiales a los que la reina debía comparecer. En 2002, por ejemplo, boicoteó la boda de Guillermo y Máxima de Holanda para retirarse a su castillo en Francia, y hace tres años no asistió a los actos del 75 aniversario de la reina, oficialmente por gripe, aunque a los pocos días se le vio de vacaciones en Venecia con unos amigos.

Gestos así no ayudaron a mejorar la reputación de un personaje objeto de bromas por sus rarezas y su acento, pero que a la vez se había ganado en los últimos tiempos una cierta imagen de culto por aparecer disfrazado de panda en una gala, grabar un tema con un grupo de rock o dejarse ver por la comuna anarquista de Christiania.

Pese a todo, se dice que de todas formas Enrique -el "príncipe llorón", como fue apodado por la prensa amarillista de su país- y Margarita fueron una pareja enamorada y que por eso ella aguantó tantas vergüenzas públicas.

Desde fines de enero, el príncipe consorte estaba internado en el Hospital de Copenhague por una infección pulmonar y para ser examinado de un tumor en el pulmón, que resultó benigno. Sin embargo, días antes de su deceso y tras un súbito empeoramiento de su salud, Enrique regresó al castillo de Fredensborg a pasar"sus últimos días".

Descontento y sin la dicha de haber obtenido el título de rey, el príncipe Enrique falleció y se fue con la idea de que siempre fue invisibilizado por su entorno, justo las personas que -paradójicamente- lo acompañaron hasta el final en su lecho de muerte.

La Casa Real danesa declaró un mes de duelo, lo que supone que ni la reina ni el resto de la familia participarán en actos sociales, que llevarán ropa de luto en sus apariciones oficiales y que el personal de uniforme portará un brazalete en el antebrazo izquierdo.

La bandera danesa ondeará a media asta todo el día en los edificios y barcos estatales, informó el Ministerio de Justicia, y se colocará un libro de condolencias el próximo martes en el castillo de Amalienborg, residencia oficial de la reina en Copenhague.

Siguiendo su deseo, la iglesia del castillo de Christiansborg (Copenhague) acogerá el martes una ceremonia íntima, su cuerpo será incinerado y parte de sus cenizas serán esparcidas en el mar y parte depositadas en una urna en el jardín privado de Fredensborg.
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