La noche del sábado se concretó el ataque de Estados Unidos a instalaciones nucleares de Irán, en una operación calificada por el mandatario de ese país,
Donald Trump, como "exitosa". Con esto, la potencia norteamericana se sumó oficialmente a la guerra iniciada por Israel y como apoyo a los esfuerzos de ese país para desmantelar el programa nuclear iraní.
En concreto, el ataque con 125 aeronaves, entre ellos, siete aviones bombarderos B-2, afectó a las instalaciones de Fordow, Natanz e Isfahán. "Todos los aviones se encuentran ahora fuera del espacio aéreo iraní. Se lanzó una carga completa de bombas sobre la instalación principal, Fordow", afirmó Trump.
Posteriormente, la prensa iraní confirmó que la instalación de enriquecimiento de uranio de Fordow había sido atacada "por bombardeos enemigos", y que algunos sectores de las instalaciones resultaron destruidas.
Desde Irán calificaron la acción de Trump como "criminal", mientras que en Israel celebraron lo que consideran un "hito" en las relaciones en Medio Oriente.
Por otro lado, la Unión Europea, Naciones Unidas y otros países de la zona abogaron por una desescalada del conflicto.
En conversación con Emol, expertos ponderan las implicancias de la intervención de Trump y las proyecciones en torno a un conflicto que, aseguran, aún deja varias dudas en torno a su desarrollo, incluyendo las eventuales acciones que pueda estar evaluando Irán.
Rol de Estados Unidos
Guillermo Holzmann, analista político de la PUCV, comenta que con el ataque, Trump "toma el control y el desarrollo de lo que será este conflicto a futuro, y también deja a Irán en una situación de aislamiento".
Y ante las dudas en torno a las definiciones que tome Irán, la clave será que la inteligencia de ese país, incluyendo naciones de Latinoamérica y Europa, donde existen grupos proxy iraníes, "empiecen a tomar las medidas necesarias preventivas para poder evitar o neutralizar si se da algunos casos" de algún tipo de respuesta a los ataques.
Por su parte, Jorge Sanz, analista internacional de la UDD, subraya que la decisión de EE.UU. de entrar en el conflicto "tiene que ver con una forma de involucrarse en la política internacional, recuperar el control de la política internacional -porque lo había perdido-, por tanto hoy está ahí. Además, el discurso que da Trump después del ataque, apela a un riesgo mundial, al plantear la paz o el caos mundial para poder actuar", sostiene.
El exembajador y académico de la U. Central, Samuel Fernández, agrega que por ahora, ante el objetivo de que Irán no siga enriqueciendo el uranio para fabricar bombas, "que es algo en lo que todo el mundo debería estar de acuerdo". Sin embargo, "en el contexto en que esto se ha hecho, a propósito de un ataque israelí, las respuestas que han habido, y la larga guerra que ha estado llevando adelante Israel, aquí tenemos que una de las principales potencias del mundo se involucra directamente en un acción específica".
Esto, por cierto, dice el experto, "cambia el panorama, por las reacciones que están sucediendo y pueden ocurrir en distintas partes del mundo".
Opciones de Irán
A juicio de Gabriel Gaspar, exsubsecretario de Defensa, comenta que el bombardeo de EE.UU. a las instalaciones nucleares iraníes "es un paso más a la profundización del conflicto".
Y frente a ello, se abren dos escenarios: "o Irán responde, esto es, acciones de fuerza, o se abren negociaciones", agrega el también exembajador. En este segundo caso, la pregunta sería quién podría ser el o los mediadores.
"También existe una posición intermedia, donde Irán busque mejorar su posición, que hoy día está muy debilitada, y para eso podría interpretarse el cierre del estrecho de Ormuz, y posteriormente, abrir negociaciones", añade.
Este domingo, el parlamento iraní respaldó el cierre del estrecho de Ormuz -paso marítimo estratégico- donde pasa alrededor del 20% del petróleo mundial. El cierre implicaría que el precio del barril del petróleo se eleve significativamente. Eso sí, la decisión aún no es definitiva.
Holzmann profundiza que "si Irán no se sienta a la mesa de negociaciones, tiene varias opciones sobre la mesa. La primera, es mantener la intensidad de la respuesta militar sobre Israel, con drones y misiles balísticos, hasta que se le agoten. La segunda, es generar una presión sobre Emiratos Árabes Unidos, cerrando o poniendo en riesgo toda la navegación por el estrecho de Ormuz, generando un impacto negativo en la economía mundial".
"Pero eso podría activar a grupos rebeldes como el caso de los hutíes en Yemen, que colocarían una presión sobre el Mar Rojo y todas las posiciones aledañas, lo que igualmente impactaría el tráfico marítimo", agrega.
En tercer lugar, el experto comenta que Irán podría "utilizar los grupos proxy que tiene distribuidos a nivel mundial, incrustados en varios países de América Latina y también de Europa".
Sanz, por su parte, comenta que si bien Irán podría responder a los ataques, "no necesariamente debería escalar, es decir, puede haber una respuesta a partir de los grupos proxys que tiene, pero no imagino un ataque con misiles o con el material del Estado de Irán contra las instalaciones de Estados Unidos, porque es meter a Estados Unidos dentro de la guerra, y eso puede significar una destrucción aún mayor que la que le está generando Israel".
Fernández descarta que en lo próximo Irán se "rinda" ante la acción de Trump, porque "no están las condiciones en este momento. Pensar en esa opción es no conocer demasiado la zona, en que ante todo lo que se hace, se reacciona, y donde todo lo que se hace no sólo tiene bases políticas y estratégicas, sino que también religiosas, y eso complejiza más el escenario".
Otras implicancias
La acción de Estados Unidos tiene alcances más allá de lo relativo a la guerra de Israel con Irán. En esa línea, Holzmann, comenta que el ataque "establece un parámetro diferente en torno a la capacidad y voluntad de Estados Unidos de interferir directamente en un conflicto armado".
"Esto que ha pasado en Irán también es una advertencia para lo que está pasando en Ucrania, pero también para lo que está pasando en Israel", subraya.
Asimismo, destaca que en el caso de que Irán opte por el cierre del estrecho de Ormuz, los efectos en la economía no serían sólo en la zona del conflicto, sino que "ese país podría generar un impacto directo en la cadena de suministros a nivel global, que no sólo afectaría a países de Europa, sino que también a países como Chile, altamente dependientes".