Como una "victoria" calificó
Donald Trump la cumbre de la
OTAN (NATO por sus siglas en inglés) celebrada este miércoles en La Haya, que concluyó con la aprobación por parte de los países miembros de la Alianza Atlántica de incrementar su gasto en defensa hasta un 5% de sus respectivos PIB nacionales de aquí a 2035, tal como lo pedía el Presidente de Estados Unidos. Lo cierto es que este hecho es solo un ejemplo de
cómo el encuentro se realizó a la medida del líder republicano.
Los organizadores planearon la cumbre al milímetro para agradar a Trump y evitar un exabrupto de su parte que pudiera hacer saltar la cumbre por los aires .
En ese sentido, el formato fue reducido respecto a otros años, se disminuyó el rol del presidente ucraniano,
Volodimir Zelenski, en la cumbre, y el secretario general de la OTAN,
Mark Rutte, se deshizo cada vez que pudo en elogios para con Trump, que tuvo el honor de pernoctar en un palacio de la familia real en La Haya.
Así las cosas, el Mandatario norteamericano deja Países Bajos con la satisfacción de que sus demandas fueron atendidas en una cumbre donde todo giró en torno a su figura.
Estos fueron los gestos de la Alianza Atlántica a Trump:
Una cita breve y una declaración a la medida
A diferencia de ediciones anteriores, la cumbre de 2025 fue muy breve. La agenda formal contemplaba una cena ofrecida por el rey de Países Bajos la noche del martes, y una sesión de trabajo de dos horas y media entre los líderes de los 32 Estados miembros este miércoles.
Lo escueto del formato es un gesto intencionado, que sigue los pasos de la última cumbre de la alianza en la que Trump participó, en 2019 bajo su primer mandato.
Jamie Shea, un exfuncionario de la OTAN involucrado en la organización de cumbres similares, explicó que "al mantenerse las reuniones en formato corto, se evitan los temas polémicos". El objetivo, apuntó, es asegurarse "que
Trump no se aburra con largas reuniones en las que tiene que quedarse durante horas, después de haber dado su discurso".
Y al igual que las reuniones, la declaración final de la cumbre también fue breve: solo contiene cinco párrafos, a diferencia de los 38 puntos firmados el año pasado en la cumbre de Washington.
El texto tampoco hace mención, como en otras ediciones, a los desafíos planteados por China, Irán y Corea del Norte, ni contiene promesas sobre la lucha contra el cambio climático y la promoción de la igualdad de género, en otro claro gesto a Trump, quien rechaza abiertamente estos temas.
Rol acotado de Zeleneski
Uno de los mayores dolores de cabeza para los organizadores fue el rol del presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, durante la cita.
El dirigente ucraniano, cuyo país aspira algún día a unirse a la Alianza, fue una figura central en recientes cumbres, en los que los países europeos se mostraron muy motivados a la hora de manifestar su apoyo a Kiev frente a la invasión rusa.
Pero dada
la difícil relación de Trump con Zelenski, al que abroncó y llamó desagradecido en la Casa Blanca en febrero pasado, los organizadores prefirieron mostrarse prudentes.
Así las cosas, Zelenski participó en la cena con el rey Guillermo Alejandro la noche del martes, y en un foro paralelo sobre la industria de Defensa, pero no estuvo en la reunión principal con los jefes de Estado y de gobierno de los países miembros.
De todos modos, el líder ucraniano sí pudo reunirse con Trump en La Haya, ocasión en la que le pidió al Mandatario estadounidense poder comprar los sistemas de defensa antiaérea que Kiev necesita para proteger su territorio de los misiles rusos. Asimismo, manifestó su intención de que Kiev y Washington fabriquen drones de forma conjunta.
"Hemos hablado con el presidente de la defensa de nuestra gente, sobre todo de la compra de sistemas estadounidenses de defensa aérea para proteger nuestras ciudades, nuestra gente, nuestras iglesias, infraestructuras", escribió Zelenski en sus redes sociales.
Los desmedidos halagos de Rutte
Pero, sin lugar a dudas, lo que llamó más la atención fue la serie de halagos a Donald Trump que expresó el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, desde que el Mandatario estadounidense puso un pie en La Haya.
Una captura de pantalla publicada ayer por el propio Trump evidenció cómo Rutte ha tratado de adular al estadounidense y le ha enviado mensajes en un tono que recuerda a la forma de expresarse del líder republicano, empleando palabras en mayúsculas y repitiendo adverbios.
"Esta noche vuelas hacia otro gran éxito en La Haya. No fue fácil, pero conseguimos que todos firmaran el 5 %.
Donald, has impulsado un momento realmente, realmente importante para Europa y el mundo", dice el jefe de la OTAN en el texto.
Hoy, durante una rueda de prensa, y mientras Trump opinaba que Israel e Irán son "como dos niños en el patio de la escuela, pelean fuerte, y luego se detienen", Rutte lo interrumpió para decir: "Y entonces papi (Trump) a veces tiene que usar un lenguaje fuerte para hacerlos parar".
Y el norteamericano se deja elogiar. "Yo le gusto. Creo que le caigo bien (…) Lo ha hecho con mucho cariño. 'Papi, tú eres mi papi'", afirmó Trump, consultado por si "considera a los aliados como una especie de niños".
Pero estos elogios no cayeron bien en Europa. Es por eso que, en la rueda de prensa posterior a la cumbre, se le preguntó a Rutte si ese es el modo en el que siente que tiene que actuar con Trump, y si hacerlo no es degradante y le convierte en un secretario general débil.
"No, no lo creo. Creo que es un poco cuestión de gustos, pero creo que es un buen amigo", comentó.