SIDNEY.- Expertos ambientalistas se mostraron decepcionados con el acuerdo alcanzado en la Cumbre Asia-Pacífico (APEC) que establece "aspiraciones" de alcanzar metas para el calentamiento global y lo consideraron un gesto vacío que puede socavar los actuales esfuerzos sobre el clima.
El clima se convirtió en punto central de la agenda de los 21 líderes de la APEC reunidos este fin de semana en Sidney, que se comprometieron con metas a largo plazo pero ninguna de ellas vinculante en cuando a la emisión de gases contaminantes.
El primer ministro australiano, John Howard, describió la declaración como un "verdadero hito", pero los activistas no se mostraron impresionados y por el contrario consideraron que se trata de un documento sin contenido.
"Sin objetivos vinculantes para reducir las emisiones de gases contaminantes, la declaración de Sidney carece de sentido y es irrelevante para el cambio climático", señaló Abigail Jabines, activista de Greenpeace.
"Es una decepción política. Las naciones desarrolladas de Asia-Pacífico no pueden quedarse impasibles y no actuar frente a este tema", dijo.
Jabines acusó al presidente George W. Buch y al primer ministro Howard de intentar sabotear el protocolo climático de Kyoto, que ambos rechazaron ratificar.
"Si Howard y Bush quisieran hacer un real esfuerzo con respecto al tema del clima ratificarían el protocolo de Kyoto y adoptarían soluciones reales", dijo.
El profesor Hugh Outhred, especialista energético de la universidad australiana de New South Wales, dijo que declaraciones generales permiten a los líderes políticos parecer preocupados por el clima siendo que en realidad hacen muy poco.
"La implicación de esto puede ser un retraso en cualquier tipo de acción", dijo. "Ganan tiempo y hacen lo mínimo posible".
La declaración de Sidney insta a los miembros de APEC a reducir de acá al 2030 en 25% la intensidad energética, un objetivo que según Greenpeace la mayoría de los países debe alcanzar de todas maneras.
La declaración reafirmó a las Naciones Unidas como la organización que debe encargarse de las discusiones sobre el cambio climático, una cláusula presionada por China y otras naciones en desarrollo decididas a no dejar que Estados Unidos y Australia se apropiaran del proceso.