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Raúl Reyes, el guerrillero que no pensaba en claudicar

En un remoto caserío del sur de Colombia, el ahora fallecido número dos de las FARC dio en junio de 2000 una entrevista a "El Mercurio" en la que justificaba la subversión y aseguraba que la paz no era sinónimo de rendirse.

03 de Marzo de 2008 | 08:18 | Pablo Soto González, El Mercurio Online
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Raúl Reyes dialogó con su fusil sobre la mesa durante la entrevista con El Mercurio en el caserío de Los Pozos.

William Fernando Martínez.

SANTIAGO.- Tres de junio de 2000, caserío de Los Pozos, zona desmilitarizada al sur de Colombia. "Raúl Reyes", el alias de Luis Édgar Devia Silva y número dos de las FARC, se pasea e imparte órdenes a jóvenes guerrilleros que miran con admiración a su comandante.

Viste el tradicional uniforme de combate de la guerrilla, con machete al cinto, y no se separa de su fusil de asalto AK 47. Era la época de la zona de distensión autorizada por el entonces Presidente Andrés Pastrana para facilitar el diálogo de paz con los insurgentes. La iniciativa concluyó en nada, después de que los guerrilleros usaron esa área para fortalecerse y Pastrana terminó acusando al máximo líder rebelde, Manuel Marulanda, alias "Tirofijo", de "asaltarlo en su buena fe".

En Los Pozos, un caserío al que se llega tras recorrer durante dos horas un infernal camino de tierra flanqueado por la impenetrable selva, "Raúl Reyes" recibió en exclusiva a "El Mercurio". Fue una conversación de algo más de una hora, a la que el ahora fallecido líder guerrillero accedió luego de que le argumenté a sus asistentes que era necesario que las FARC explicaran sus motivaciones y los objetivos de su lucha armada, que desde 1964 ha dejado miles de muertos en el conflicto interno colombiano.

No hubo restriciones en la entrevista, al menos no verbales ni directas, pero sí de otro tipo. Los guardespaldas que flanqueaban a Reyes y el fusil que el líder guerrillero puso sobre la mesa durante la entrevista formaban un cuadro, al menos, intimidante.

El clima tropical era sofocante y Reyes bebía en abundancia agua envasada para no alterar su salud en una selva con enfermedades tan temibles como el paludismo y la fiebre amarilla.

El comandante portaba una agenda y no pude evitar pensar si en ella llevaba anotadas las múltiples operaciones ilegales de las que se acusa a la guerrilla: secuestros, narcotráfico, asesinatos, y una lista tan extensa que llevó al Departamento de Estado a considerar a las FARC como un grupo terrorista.

"Raúl Reyes" era más bien menudo de estatura, lucía una barba entrecana y tenía una voz suave que podía cambiar rápidamente cuando un tema lo incomodaba.

Detrás de este hombre de modos amables y hablar pausado, de aspecto cuidado, casi pulcro, se alzaba la figura del guerrillero que, junto con "Tirofijo", llevó a que las FARC tuvieran casi 18 mil hombres en armas en su mejor momento y que soñaba con desestabilizar al gobierno colombiano para colocar a los rebeldes en el poder.

Revise a continuación la entrevista a Raúl Reyes publicada en "El Mercurio" el 4 de junio de 2000.


HABLA LÍDER GUERRILLERO EN COLOMBIA: "LA PAZ PARA LAS FARC NO SIGNIFICA CLAUDICAR"

En entrevista exclusiva con "El Mercurio", Raúl Reyes advierte que el plan Colombia, de ayuda de EE.UU. para combatir al narcotráfico, incrementará la guerra.


SAN VICENTE DEL CAGUAN.- La transformación de Colombia y la toma del poder por parte de la guerrilla son los objetivos que se han trazado las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Así lo afirma Raúl Reyes, uno de los máximos líderes de esta guerrilla, al referirse a los fundamentos políticos que tiene su organización, que cuenta con más de 15 mil hombres en armas.

"Las FARC no tienen como fin la guerra, sino la paz. Pero no es la paz romana, no es la paz de la claudicación, de la entrega", afirma enfático el comandante Reyes en entrevista con "El Mercurio".

Reyes es el vocero de las FARC en las negociaciones que su organización adelanta con el gobierno para poner fin a una lucha que sólo en la última década dejó el saldo de 35 mil personas muertas.

Haciendo un alto en las negociaciones, Reyes recibió a este diario en Los Pozos, un remoto caserío distante una hora de viaje del municipio de San Vicente del Caguán, sur de Colombia y sede del diálogo.

De baja estatura y barba entrecana, Reyes es enfático para defender los principios de su organización, entre los que se encuentra la firme oposición al llamado Plan Colombia, un millonario aporte de EE.UU. a este país andino para ayudarlo en su lucha contra el narcotráfico. A juicio del comandante Reyes, este plan significa "guerra" que afectará al ya complejo proceso de paz que lleva adelante con el gobierno del Presidente Andrés Pastrana.

-¿Cuál es el estado actual del proceso de paz?
-El proceso que desarrollamos es muy particular. Desde que surgen el año 64 hasta ahora y siempre, las FARC aplican una política que busca la solución a los problemas sociales, políticos, culturales y de soberanía mediante el diálogo para evitar más confrontación, más muertes.


Las FARC no dialogan porque estén cansadas de luchar al lado de su pueblo, al contrario, lo hacen porque cada día tienen mayor compromiso con la gente. Entendemos que es necesario construir un nuevo país, con un alto desarrollo social, con justicia, donde impere la libertad de las mayorías. Un nuevo país, que sea atractivo, benévolo y de grandes posibilidades para los colombianos. E igualmente abierto a la comunidad internacional que permita brindarles seguridad a los inversionistas extranjeros. La lucha de las FARC es para siempre, hasta lograr el objetivo final, que es la toma del poder político.


-¿Y hay avances en este proceso de paz?
-Es muy complejo. Es un proceso de diálogo que implica mucha paciencia. Implica entender que hay una gran distancia entre realidades y deseos. Es un proceso que avanza con seriedad, pero no con la rapidez que quisiéramos. Porque se trata de construir un nuevo país. De hacer un nuevo Estado.

Aquí en Colombia los civiles han facilitado toda la labor terrorista del Estado practicada por las fuerzas militares. Por eso aquí liquidaron a la Unión Patriótica (movimiento político de las FARC) a los tiros. Todo aquel que consideren que es de partidos políticos distintos a los partidos de gobierno es visto como un potencial enemigo de la clase gobernante y resulta asesinado.

Nosotros mantenemos mucho optimismo en los diálogos y vamos a persistir con fuerza en ellos. Sabemos que son muchos los enemigos de las negociaciones. Son muchos los privilegiados con la guerra, son los enemigos de la paz. Por todo eso vemos complejo el proceso, pero de ninguna manera renunciamos a la búsqueda del entendimiento. Y hay que decir que hemos avanzado positivamente. Producto de lo que hemos logrado con el gobierno del doctor Pastrana es que podemos estar conversando en este lugar.

-Se ha especulado acerca de una intervención multinacional en Colombia, quizás liderada por Estados Unidos, ¿qué opinan las FARC de esta posibilidad?
-Yo creo que esa posibilidad está bastante "revaluada" porque en el propio Estados Unidos no todos los integrantes del gobierno del señor (Bill) Clinton están de acuerdo con esa intervención. Hay un importante sector que tiene asiento en el Congreso norteamericano que está dentro de los republicanos y también de los demócratas que se oponen al Plan Colombia en la parte de mayor represión, intervención en los asuntos internos nuestros.

Por eso no es justo hablar en genérico de EE.UU., sino que es necesario entender que hay distintos matices allá. Buscamos cada vez más y mejores relaciones con el gobierno de EE.UU. y muy en particular con el pueblo estadounidense. Tenemos intercambio con distintos sectores a los cuales informamos de nuestras propuestas en distintos temas como la sustitución de cultivos y de combate definitivo al narcotráfico como un mal que está afectando a la humanidad y muy en particular a la juventud. No es acertado decir que las FARC son enemigas de EE.UU. Sino que reclamamos por políticas de EE.UU. que afectan a Colombia y todos los países de América Latina.

-¿Qué pasará con el Plan Colombia de combate al narcotráfico que también implica un importante apoyo en armas para los militares colombianos?
-El Plan Colombia es para nosotros un plan de guerra. Es otra forma más de intervención de los sectores guerreristas de Estados Unidos en los asuntos internos de un país soberano como es Colombia. No es cierto que sea para la lucha contra el narcotráfico. Es para luchar contra la oposición política al régimen gobernante colombiano. Y eso se prueba con que en el Plan Colombia hay una buena cantidad de recursos que vienen presentados en especies. En helicópteros y aviones para la guerra, en sistemas de comunicación muy sofisticados. En pago de mercenarios no sólo de EE.UU., sino también de otros países como Israel, Irlanda y otros que vienen a construir un mayor baño de sangre que es el que tenemos hasta ahora en nuestro país.

-En relación al Movimiento Bolivariano, ala política de las FARC, ¿implica el comienzo de la reinserción civil de su guerrilla?
-Este movimiento es una propuesta de las FARC para que los distintos sectores de la sociedad colombiana se puedan expresar políticamente en forma distinta al Partido Liberal y Conservador.

El Movimiento Bolivariano es político, abierto a todos los sectores para que puedan desde ahí contribuir a la lucha que tiene que librar el pueblo para conseguir su independencia, su soberanía. Es para el pueblo desarmado, no para el pueblo armado.

Las FARC son pueblo en armas. Es un ejército que no se puede diluir dentro del Movimiento Bolivariano, sino que lo debe apoyar para que pueda convertirse en una alternativa política.

-¿Es posible que este partido se haga fuerte desde la clandestinidad?
-Estamos convencidos de que es posible. Está muy fresca la experiencia de un partido que se llamó Unión Patriótica que nació en la legalidad y fue liquidado por elementos del Estado. Por eso consideramos que la única opción ahora es crear un movimiento clandestino, pero no para siempre, sino hasta que surjan condiciones políticas en Colombia de sacarlo de la clandestinidad.


-Los colombianos dicen estar cansados del conflicto interno, ¿tienen las FARC el respaldo del pueblo colombiano para llevar adelante su lucha?
-Hay un gran apoyo del pueblo. La razón de que las FARC sean hoy una organización tan grande es el resultado de un apoyo importante de los distintos sectores de la población tanto en el campo como en las ciudades. Lo que ocurre es que producto del terrorismo de Estado, de la política paramilitar ejercida por un sector del Ejército colombiano, a la gente le da mucho miedo que la vinculen con las FARC.

-¿Qué rol juegan en el proceso de paz los paramilitares?
-Son enemigos del proceso. Todo el tiempo están detrás de acabar los diálogos, de estimular la confrontación, de llevar al país a mayor violencia. Toda esta política paramilitar complica el avance en serio en la consolidación de la confianza que se debe lograr en los objetivos de la paz.

-¿Qué importancia le dan las FARC a la comunidad internacional para avanzar en el proceso?
-Es de la mayor importancia. Colombia cuenta con la comunidad internacional y tiene mucho que ofrecer.

-Finalmente, ¿cuál es su visión de futuro para Colombia?
-Es un futuro de lucha. La construcción de un país, una nueva Colombia. Es el cambio en beneficio de millones de colombianos que están unos en la pobreza y otros en la miseria.

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