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Germán Marín y su nueva novela: "Nació al ver el mundo sumergido en el avance tecnológico"

En "Notas de un ventrílocuo", el autor relata el cambio de la sociedad desde la década de los 40 hasta la actualidad, desde el punto de vista de un solitario artista.

26 de Agosto de 2013 | 12:48 | Por Catalina Alarcón Parr, Emol
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''Notas de un ventrílocuo'' es la nueva novela de Germán Marín.

Alfaguara
SATIAGO.- Un sujeto ya cansado y aburrido, que relata lo que pasa a su alrededor como un simple espectador que se siente ajeno al presente. En una especie de diario de vida, este individuo recuerda sus años dorados- desde su deslumbrante paso por escenarios como el Tap Room, Tropicana Club, El Rosedal o del Bim Bam Bum durante la década de los 40-, hasta que en el Santiago de los años 90 queda como un completo outsider.

Así se retrata el protagonista del nuevo libro de Germán Marín, "Notas de un ventrílocuo", que tal como señala el título, se trata de la vida de un ventrílocuo, sin nombre, que cuenta su historia en pequeños fragmentos, que a primera vista parecieran no tener conexiones entre sí, como observador del presente en que vive.

"La idea de escribir esta novela apareció de la congestión de ver el mundo sumergido en el avance tecnológico, sin otro modo de ver todo como un futuro alienado", señala el autor.

"Si bien el libro está escrito desde el recuerdo, llevado por la edad conjetural del personaje, también está inspirado en la documentación existente", agrega.

El protagonista de la novela no sólo se encarga de mostrar los cambios de la sociedad a través de los años, sino que tiene una razón más de trasfondo, porque tal como las ciudades pasan por grandes transformaciones, en que se extinguen lugares que en su época fueron icónicos, la ventriloquía es un arte que también se fue apagando.

"Así como he visto desaparecer al fotógrafo ambulante, al organillero, al afilador de cuchillos, el ventrílocuo es un artista menor que se ha extinguido del escenario, originario de la Grecia clásica, debido, entre otros aspectos, al cambio de la noción del espectáculo", asegura el escritor.

"Como se advierte, la novela está escrita desde un presente, en que incluso el pasado es una actualización, un calendario sin fin, como los hechos que se relatan", explica sobre los recuerdos que se ven plasmados en la novela, y que se pueden interpretar como una forma de acercase a tiempos que ya desaparecieron.

El Tap Room, Tropicana Club, El Rosedal,  Bim Bam Bum, Lucerna y muchos otros lugares, forman parte de un Santiago que ya no existe, producto de los grandes cambios por los que la ciudad ha pasado a través de la historia. Algo que el autor lo atribuye a una "falta de identidad propia".

"Dudo que Santiago alcance alguna vez a tener una identidad definida, demolida constantemente por el lucro", asegura.

Similitud entre ventrílocuo y escritor

El personaje escogido por el autor no es sólo por ser un arte desaparecido que encaja muy bien con la historia, sino que por las similitudes que tiene con los escritores.

"El escritor es un ventrílocuo sin público que habla a través de sus personajes, incluso cuando habla de sí mismo frente a la página", afirma Marín, y agrega que se siente de alguna forma identificado con el personaje que describe.

"Desde luego formo parte de un artista menor, si bien hay algunas diferencias, nunca he vivido en el hotel Palermo, cerca de la plaza Brasil", explica, y asegura que tampoco conoció los lugares que frecuentaba su protagonista para sus presentaciones. "El ocio en la infancia, a través de la prensa, me permitió saber de ellos y recrearlos hoy como un viajero".

Aunque desecha la posibilidad de haber sido alguna vez ventrílocuo, porque "tengo una voz que no sirve para nada, ni siquiera para entonar un tango", asegura que las mismas interrogantes que se plantea su personaje son semejantes a las suyas, "quizá por la falta de respuestas".
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