Novela especula sobre una súper Internet con conciencia propia

SANTIAGO.- ¿Se imagina despertar un día y encontrarse en un mundo completamente diferente, sin familiares conocidos ni la sociedad a la que estaba acostumbrado? Algo así es lo que le ocurre al destacado poeta Robert Gu, quien tras padecer de Alzheimer durante años, comienza a recuperar sus facultades mentales gracias a un importante avance de la medicina.

Su hijo es quien se encarga de que le administren el tratamiento y que los médicos además aprovechen de "rejuvenecerlo" con tecnologías que le permitan, entre otras cosas, recuperar su deteriorada visión.

Pero Robert literalmente ha "despertado" en el futuro, en un mundo que le resulta ajeno, sin referentes conocidos para él y donde la tecnología ha avanzado a una velocidad inimaginable. Además su familia ha cambiado, partiendo por su propio hijo, que ya es padre de familia, así como su inquietante nuera.

Éste es el eje de "Al final del arco iris" (Ediciones B, 2008), una brillante novela del escritor estadounidense Vernor Vinge (1944), una figura emblemática dentro de la ciencia ficción "dura". Y que tiene la peculiaridad de escribir novelas que suelen llevarse algunos de los premios más importantes de este género, como el Hugo y el Prometeo.

El único problema es que Vince demora cerca de seis años en terminar cada uno de sus excepcionales libros, como "La guerra de la paz" (1984), "Naufragio en tiempo real" (1986), "Un fuego sobre el abismo" (1992), "Un abismo en el cielo" (1999) y ahora "Al final del arco iris" (2007).

Más allá del ámbito literario de la ciencia ficción, Vinge es conocido por su idea de la singularidad tecnológica, un concepto basado en que la creación de inteligencias artificiales con mayor capacidad que la de los seres humanos, y que a su vez son capaces de crear inteligencias aún más poderosas, conduciría inevitablemente a una "singularidad" en el desarrollo. Es decir, un punto de quiebre en la evolución tecnológica de la humanidad que tendría consecuencias imprevisibles, y que por lo tanto haría imposible especular respecto del futuro.

Precisamente este concepto es un elemento clave de la trama de "Al final del arco iris", ya que una de las tecnologías que deslumbran a Robert en el futuro en que ha "despertado" es Epifanía, la nueva interfaz informática que acabó por sustituir a las "antiguas" ventanas, íconos y ratones. Y detrás de la cual se esconde una pavorosa conspiración que acabará por involucrarlo junto a su nieta Miri.

En pocas palabras, "Al final del arco iris" es una inteligente e inquietante mirada a un futuro más cercano de lo que imaginamos.