EMOLTV

The Cranberries sumaron fuerza e intimidad en su estreno en Chile

El grupo de rock irlandés que encabeza la cantante Dolores O'Riordan estrechó anoche un lazo emotivo con su público en Santiago.

27 de Enero de 2010 | 00:41 | Por David Ponce, Emol
imagen

Oda a mi familia: la cantante Dolores O'Riordan actuó como en su casa anoche en la Movistar Arena de la capital, en el debut de The Cranberries en Chile.

El Mercurio

SANTIAGO.- "Era cuestión de tiempo", fue una de las frases iniciales con que la cantante Dolores O'Riordan saludó anoche al público congregado en el recinto de Movistar Arena en la capital para ver por primera vez The Cranberries. Era cuestión de diecisiete años para ser precisos, el tiempo transcurrido entre la irrupción de la banda irlandesa a escala mundial en 1993 y el momento en que una fiel audiencia pudo verlos hace unas horas por primera vez en directo, este 26 de enero de 2010 en Santiago.


El grupo se hizo cargo de esa larga espera y en su debut en Chile presentó un repertorio hecho para la sintonía fina con el público. The Cranberries no dejaron impacto radial sin tocar entre el amplio repertorio de éxitos que hace de ellos uno de los grupos que marcaron la música pop internacional de los años '90. Así desfilaron canciones de sus cinco discos como "Animal instinct", "Linger","Free to decide", "Salvation", "Zombie" y "Dreams" ante unas doce mil personas congregadas en el recinto.


Concentrados en reproducir el sonido de los discos originales, los músicos oscilaron entre el rasgo emotivo del reconocible hit "Ode to my family", que Dolores O'Riordan cantó sentada con informalidad sobre uno de los parlantes al borde del escenario, y el ritmo más ligero con que pusieron a saltar o bailar a la Arena con "Just my imagination". Clave en el logro del propósito de reconstruir ese sonido de guitarras melancólicas o ruidosas fue la presencia de un quinto integrante a cargo de un teclado, una guitarra y de los coros necesarios para duplicar la voz de la cantante.


Durante la carrera de este cuarteto siempre fue la cantante el punto de atracción sin contrapeso, y no hay razones para que ese equilibrio cambie ahora. La vocalista llama la atención por ser la voz del grupo, pero ése es sólo el comienzo: también lo consigue con sus singulares pasos de baile, con un gasto de energía que no para en todo el show, con los cambios de guitarra acústica y eléctrica que usa para acompañarse en ciertas canciones o con el rudimentario español que prueba al contar a todo este público que ella es madre de dos bambinos, que el mayor de ellos cumple nueve años al día siguiente y que, a la hora de la despedida, quiere mandar muchos amores a sus fans locales.


Entonces es en parte gracias al sonido íntimo y al atractivo de Dolores O'Riordan que The Cranberries establecen una complicidad emotiva con el público. Es una afinidad que ella ya había probado en su visita como solista a Chile en agosto de 2007, y que ni siquiera el corte de energía bastante grosero que mutiló los últimos compases de la canción "Ridiculous thoughts" hacia el final del concierto pudo desbaratar. El grupo vino a hacer valer un sonido pop que sigue siendo exitoso y que, en 2010, diecisiete años después de su irrupción, hoy interpela al adulto joven, pero además a una nueva generación adolescente que ahora también saldó una deuda y los pudo ver en directo.

EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?