Larraín responde en el Festival de Venecia: "Mi cine es político, no panfletario"

VENECIA.- El cineasta chileno Pablo Larraín presentó el domingo en Venecia "Post Mortem", su visión "política, pero no panfletaria" del derrocamiento de Salvador Allende y el ascenso al poder de Augusto Pinochet en septiembre de 1973.

"Por supuesto que (el filme) es político, el Presidente de la República ha muerto con su cráneo estallado. Eso es lo más político que existe. Hay que volver a verlo porque no se comprende. Es algo que no he terminado de comprender. Es todavía para mí un misterio", dice Larraín en conferencia de prensa durante "La Mostra".

"Pinochet murió hace sólo cuatro años con 30 millones de dólares y 3.000 desaparecidos. Las personas que torturaron y mataron están aún vivas. Puede que alguien piense que eso está resuelto. Yo digo que no. Yo lo que pido es comprender, saber qué pasó, ir allá (a 1973) para tratar de entender qué pasó. Nada más. No quiero juzgar, ni dar un juicio", añade. 

"Quiero ir a ese espacio sin juicio, ni opiniones, ni moral. Y desde ese lugar, reflexionar. Instalarme en algo ambiguo como son los espacios de los vivos y los muertos. (...) En el filme hay elementos que son reales y otros no. En el caso de Allende todos los elementos son reales. Lo que interesa es asistir a ese lugar, porque la autopsia de Allende es la autopsia de Chile", remta el también director de Fuga.

"Post Mortem" ha recibido el aplauso de la crítica presente en el Festival de Venecia y se ha instalado como una de las obras destacadas del certamen. Y en eso, la visión que tiene Larraín, a sus 34 años, sobre el Golpe de Estado tuvo mucho que ver. 

"La nostalgia la sienten las personas que son mayores con respecto a mí y que vivieron esos días. Como yo no los viví me siento con más libertad para abordar el tema o, mejor, con una libertad privada: Expresar el punto de vista de una persona que no lo ha vivido. Tiene muchas conjeturas y opiniones, porque no es una película panfletaria", explica.