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Santiago: Miércoles 24 de abril del 2024 | Actualizado 11:37
La escritora había sido reconocida en España con diversos galardones.
APMADRID.- Ana María Matute confiesa vivir nerviosa las horas previas a la entrega del Premio Cervantes de literatura, el más prestigioso de las letras en lengua española. Un cúmulo de emociones similares, dice, a las que sintió leyendo "El Quijote".
"La primera vez que lloré leyendo un libro fue con la muerte de Don Quijote", dijo Matute el lunes en una rueda de prensa en Madrid.
La veterana escritora española, de 85 años, recibirá el próximo miércoles el Cervantes en un acto solemne presidido por el rey Juan Carlos, en la Universidad de Alcalá de Henares.
Como es tradición, Matute no quiso develar detalles sobre su discurso, pero adelantó que será corto. "El discurso me da miedo, porque yo no leo muy bien", aseguró. "Reconozco que estoy muy nerviosa".
Aquejada de algunos achaques propios de la edad, pero con una enorme lucidez mental, Matute dijo que cada escritor tiene su mundo interior y su manera de enfocar la literatura y expresarse.
En su caso, afirmó que la infancia, los conflictos entre hermanos, la incomunicación y la soledad del hombre actual son temas que le siguen quitando el sueño.
Matute es una de las autoras más importantes de la época posterior a la guerra civil española (1936-1939). Algunas de sus obras, como "Los Abel", "Pequeño teatro" o "Los soldados lloran de noche", retrataron la sociedad de la época y las consecuencias del conflicto.
La novelista española también ha destacado por su faceta de escritora de cuentos infantiles, gracias a su sensibilidad a la hora de adentrarse en el mundo adolescente y de los niños. Entre sus libros más importantes figuran "Paulina, el mundo y las estrellas" y "El saltamontes y el aprendiz".
Además del Cervantes, Matute ha recibido en España el Premio Nacional de las Letras españolas y el Premio Nacional de Literatura infantil.
Matute es la tercera mujer distinguida con este galardón en los 35 años de vida del Cervantes. Las otras dos fueron la española María Zambrano en 1988 y la cubana Dulce María Loynaz en 1992.
