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Niños maltratados en Cerro Navia: "Nos pegaban porque querían"

Mientras los menores inician una nueva vida en la casa de su tío, un vecino acusa a la conviviente de su padre de haber influido en su actitud, ya que antes de que estuvieran juntos, afirman, Pedro Pincheira "quería a sus hijos", "los sacaba a pasear" y "les hacía asados".

21 de Febrero de 2008 | 17:22 | Macarena Yunge, El Mercurio Online

SANTIAGO.- Encerrados con candado. Así pasaron las vacaciones los seis hermanos Pincheira. Puede que sea el último verano que tengan que soportarlo, luego que se destapara que su padre junto a su pareja -y las hijas de ésta- los maltrataron física y sicológicamente.


C.P. tiene 13 años y es una de las seis hijas de Pedro Pincheira. Tiene su cabeza rapada y se apura en aclarar: "Me cortaron el pelo porque ellos querían, para que las hijas de ella (la pareja de su padre) se burlaran de nosotros (...) quiero dejarme el pelo largo".


En la casa de unos amigos de Cerro Navia, frente a la de su tío -adonde llegó el lunes en la noche tras ser encontrada por Carabineros en el hoyo de un sitio eriazo contiguo a la vivienda de su padre- la menor cuenta que su padre y madrastra "ni siquiera nos dejaban abrir las ventanas. Pasábamos calor y pasábamos hambre, no podíamos ir al baño".


Mientras se come un pan con mantequilla relata que la relación de ella y sus hermanos con la pareja de su padre, era mala.


"Nos llevábamos mal con ella, ella decía que ya éramos parte de la familia pero era mentira, las hijas de ellas también nos pegaban, con unos palos gruesos, nos pegaban en la boca, en los ojos, en todo el cuerpo, nos amenazaba con quemadura de cigarro y con fuego".


¿Cuál fue la razón para que recibieran tanta violencia? C.P. sólo tiene una respuesta: "Nos pegaban porque querían".


Tal vez esto explica por qué ella y tres de sus hermanos se miran y no dudan en asegurar que no volverían a ver a su padre.


Gracias a los vecinos y Carabineros


Vecinos del pasaje en donde vivían los seis niños maltratados por su padre en Cerro Navia acusan a la pareja de éste, Margarita Oliveros, de haber influido en su actitud, ya que aseguran que antes de que estuvieran juntos, Pedro Pincheira "quería a sus hijos", "los sacaba a pasear" y "les hacía asados".


"Él vivía acá al frente con su hermano, él les hacía asado a los chiquillos, tanta comida que hasta sobraba la carne, los quería harto, los sacaba en auto a pasear, iba a todos lados con sus hijos, apenas cabían. Pero de ahí conoció a esa 'comadre' y cambió, cambió, cambió (...) Ya no es nadie, si vuelve por acá le van a pegar", relata Eduardo Yánez, vecino de Olmos.


En uno de los barrios más tranquilos de la población, según Yánez, vivían los Pincheira junto con los Oliveros. Él con 4 niños y 2 niñas, todos menores de 15 años, y ella con sus hijas, todas mayores de 20.


Eduardo relata, conmocionado por todo lo que ha pasado, que las sospechas de que algo raro estaba sucediendo comenzaron cuando algunos vecinos escucharon los llantos de los niños y dejaron de verlos salir de su casa.


"Esto explotó cuando nos subimos a mirar por la muralla (...) y los vecinos vieron que estaban torturando a los niños", dijo el hombre.


A pesar de que son amigos, Eduardo declara que Pincheira le mentía. "Me decía que había mandado a los niños a pasear al sur o que estaban donde una tía a Maipú y que ahí los iban a cuidar, y después cuando llamé a mi amigo don Luis (hermano de Pedro) y le conté, él llamó a la tía y era mentira", reveló Yánez.


Fue por eso que costó tanto sacar a los niños de ahí, según el vecino: "Mentían, venía Carabineros, una asistente social y siempre tenían una buena mentira para que se fueran".


Eduardo Yánez no entiende la razón de por qué se "ensañaron" tanto con los menores, cuando "todos los niños eran muy buenos, todos acá los querían".


De acuerdo a su testimonio, Margarita Oliveros los obligaba a "comer excremento, le echaba azúcar flor y lo peor es que le daba gusto dárselo".


La única respuesta que Eduardo encuentra para explicar esta perversa situación es que el padre y la conviviente "tienen un problema psicológico".


Algo que el vecino no deja de agradecer es la acción que tuvo la 45º Comisaría, que cuando encontraron a los niños se los llevaron y "le sirvieron almuerzo, los bañaron, les dieron ropa, y de ahí le dieron once. Se portaron muy bien (...) han estado preocupados de ver como están, los han venido a ver, incluso cuando ya no están en turno".


Mejoría del menor de los hermanos


Mientras C.P. disfruta de su nueva vida en la casa de su tío, su hermano menor, de cinco años, sigue internado en el Hospital Félix Bulnes, donde permenece estable. Ahí, los médicos analizan la evolución de su infección intestinal.


Pese al revuelo que su caso ha causado, el director del Servicio de Salud Occidente, Enrique Ayarza, afirma que "no hay grandes signos que muestren que haya sido maltratado severamente, en cuanto no hay huellas de fracturas antiguas", como ocurre en otros casos de maltrato infantil que son atendidos por los servicios de urgencia.


De todas formas, Eduardo Yáñez se mantiene en permanente contacto con el tío de los niños, quien le aseguró este jueves que I.P. ya tiene ánimo para jugar.

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