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La artista demostró en la Quinta su calidad y desplante.
VIÑA DEL MAR.- Para los más chicos también había fiesta en Viña del Mar. Sí, porque el fenómeno que ha creado la figura de María José Quintanilla cautiva principalmente a los menores, quienes ven en la jovencita de 14 años un exitoso ejemplo a seguir.
En esta noche de los chilenos, la chica intérprete de clásicos mexicanos llenó de emoción y carácter la Quinta Vergara. Sorprende esa capacidad para plantarse sobre un escenario donde no pocos han sucumbido, y al frente de un público que no escatima en rechazar a quien no los convence de buenas a primeras.
Pero la mitad de la tarea ya estaba hecha con antelación. Porque esta noche gran parte de quienes llegaron a presenciar el festival eran menores deseosos de ser conquistados por el encanto de Quintanilla. Y con ellos, papás que sin tapujos comparten sus gustos.
Además, sus canciones son éxitos archiprobados, no sólo porque sean de manejo popular y ritmo contagioso, sino porque se vienen vendiendo como pan caliente y suenan a diario en las radios: la pequeña artista completa cinco discos de platinos por su álbum "México lindo y querido".
Pero había que hacer la otra mitad. Y ésa era pararse en la Quinta y demostrar ahí el talento innegable que la menor posee. Y lo hizo muy bien. Con un vozarrón que muchos se quisieran y acompañada de un grupo de mariachis y quince mil personas que corearon sus éxitos, Quintanilla cantó victoria y derramó lágrimas de emoción para recibir las antorchas y gaviotas de Plata y Oro.
"Por fin voy a tener una de éstas en mi casa", dijo la joven que por carisma y talento tiene merecidas las condecoraciones.
