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Baja del deseo: Cuando el sexo no llama la atención

Se trata de la disfunción más común entre las mujeres y sus causas son diversas. Sin embargo, existen varias formas de tratarla.

03 de Septiembre de 2010 | 10:17 | Por M. Francisca Prieto
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"La baja del deseo es la disfunción sexual más común entre las mujeres", afirma el doctor Gabriel Dukes, médico psiquiatra y director del Centro Chileno de Sexualidad Humana. Y quienes la padecen suelen sentir amargura, vergüenza, tristeza, inseguridad y desesperanza.

De esta manera, la baja del deseo sexual no sólo altera la relación de pareja, sino que sus consecuencias van más allá e influyen en la salud mental, la función social y la vitalidad de la persona.

"Es bien importante cuando una mujer tiene baja en el deseo sexual, porque esto afecta no sólo la relación sexual, sino que toda la vida de la persona", sostiene el especialista y agrega que estrés, preocupación, frustración e insatisfacción son algunas de las palabras que se repiten con más frecuencia al pedirle a esas personas que describan cómo se sienten.

Asimismo, los estudios han demostrado que la baja del deseo sexual aumenta con el paso de los años. Sin embargo, no ocurre lo mismo con el nivel de sufrimiento que la disfunción produce en quien la padece.

"En general (la baja del deseo sexual) es una preocupación más de la gente joven que de la gente mayor", aclara el doctor Dukes.

Pero, ¿qué causa esta disfunción? Según el médico psiquiatra, existen varios factores que pueden provocar la baja del deseo sexual en la mujer. A modo de clasificación, podría hablarse de:

1.- Factores médicos: enfermedades como diabetes, cáncer, desórdenes psiquiátricos, incontinencia urinaria, dolor crónico, problemas endocrinos o síndrome metabólico. En esta categoría también deben incluirse medicamentos como los antihipertensivos y, especialmente, los antidepresivos -como la fluoxetina o la paroxetina- que inhiben el deseo sexual y retardan el orgasmo.

2.- Factores psicológicos: experiencias sexuales negativas, mala imagen de sí misma, inseguridad, estrés, fatiga o ansiedad.

3.- Factores relativos a la pareja: mala comunicación, miedo, pérdida de la intimidad u otro tipo de preocupaciones. Sin embargo -puntualiza Dukes- "muchas veces una disfunción sexual del hombre puede inducir a una en la mujer".

4.- Factores socioculturales: escasa educación sexual o desconocimiento de la biología, ansiedad o vergüenza acerca del propio cuerpo o existencia de fantasías que pueden ser complicadas y generar conflictos. Esto último ocurre sobre todo entre los jóvenes.

Tratamientos

Según Gabriel Dukes, la baja del deseo sexual femenino puede enfrentarse de varias maneras. Si la mujer no presenta una condición médica a la cual pueda atribuírsele la disfunción, generalmente los especialistas recurren a terapias cognitivo-conductuales, las que –a juicio del médico psiquiatra- "dan extremadamente buenos resultados".

También existe la opción de que quien la padece asista a terapias de grupo donde pueda exponer sus dificultades. Sin embargo, si la mujer sufre de desórdenes de personalidad, lo más recomendable es una terapia más profunda de orientación psicoanalítica.

En relación a los tratamientos con medicamentos, en Estados Unidos se está estudiando uno nuevo con un antidepresivo que actúa a nivel del sistema nervioso central, aumentando el deseo.

La Flibanserina -explica el especialista- trabaja bajo la hipótesis de que las disfunciones sexuales ocurren cuando inhibidores y excitadores sexuales están desbalanceados. De esta manera, el medicamento disminuye los primeros y aumenta los segundos, y con ello el deseo sexual.

Para probar la teoría se realizó un estudio en el que a un grupo de personas se les suministró la Flibanserina, mientras que a otro un placebo. A todos los participantes se les dio un diario digital en el que todos los días debían responder a preguntas como si habían tenido sexo en las últimas 24 horas, si fue satisfactorio o no, o si experimentó un orgasmo.

La investigación se extendió por seis meses, luego de los cuales se concluyó que con el medicamento aumentó significativamente el deseo sexual, el número de orgasmos y la cantidad de relaciones sexuales de los participantes.


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