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Laurence Real: La ventaja de ser francesa en el machista mundo del vino

La gerenta general de la viña Las Niñas es una agradecida por poder desarrollar su pasión. Explica las ventajas de ser mujer en un mundo de hombres y aclara que no producen vinos sólo para féminas.

23 de Febrero de 2011 | 09:41 | Por M. José Errázuriz, Emol
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El Mercurio
Reconoce que cuando se piensa en un francés la imagen a la que se le asocia es la gastronomía y los buenos vinos. Ella dice tener ese influjo corriendo por sus venas y por eso, confiesa que cuando siente la necesidad de los sabores de su Francia natal no se hace problemas en comprarse un buen queso para degustarlo con un mosto.

Nacida en una zona vitivinícola, aunque sin lazos directos con la industria, se crió entre parras y vinos, por lo que le fue muy natural estudiar luego agronomía con especialidad en viticultura en la Escuela Nacional de Agronomía de Montpellier. Luego, obtendría un diploma de enología.

Laurence Real, 43 años, casada con chileno y dos hijas gemelas, está hoy al frente de la viña Las Niñas, ubicada en el valle de Colchagua, en las tierras de Apalta. La empresa es conocida por la singular característica de que sus socias son ocho francesas encabezadas por Sabine Dauré.

Llegó a Chile por primera vez a los 24 años y  tuvo la oportunidad de ingresar a Santa Rita, una empresa grande, dice, en la cual aprendió muchas cosas. Cuatro años más tarde, el matrimonio Dauré le propuso que se sumara al proyecto Las Niñas, y asumiera como gerenta general y enóloga.

"Tengo la suerte de hacer lo que me gusta en la vida, mi pasión", dice.

-¿Nunca te imaginaste en un país al fin del mundo?
"No, me vi viajando en contacto con la naturaleza. En Chile nunca, pero como nosotros salimos bastante temprano de la casa de los padres buscando oportunidades laborales y de viaje, pasé un tiempo por México y en Australia. En Francia no se me dieron las oportunidades que tuve acá en Chile, de lo contrario, quizás, me hubiese quedado.
"Para los franceses, cuando tienes una pasión y quiere llevarla adelante, es más fácil salir afuera y viajar; migrar lejos. Quizás estuvo en mi mente salir, aunque no a Chile".

-Cuando en 1996 la familia Dauré te propuso este proyecto, ¿qué te hizo decidirte por Chile?
"Yo ya llevaba cuatro años trabajando con Santa Rita y la oferta que me hicieron era espectacular y que te hacen una vez en tu vida. Tuve que armar la sociedad, plantar los campos, hacer el montaje financiero y vitivinícola y me dieron cartas abiertas.
"Fue una suerte porque no hubo imposición, hubo mucha libertad, mucha confianza, lo que fue fantástico. En Santa Rita había aprendido mucho porque nosotros los franceses tenemos una visión más romántica del vino y no estamos acostumbrados a las empresas grandes".

-¿Ya te sientes ambientada en Chile?
"Ya no me hago más esa pregunta (se ríe). Creo que ya no soy ni de Francia ni de Chile. Estoy súper cómoda en Chile, es fácil y agradable vivir aquí, la mitad de mi familia es chilena. Llevo más de 15 años en Chile y a veces me siento un poco colgada de lo que pasa en mi país, pero viajo una vez al año y paso por lo menos tres semanas allá. No me siento con el derecho de decir que soy chilena, pero me encanta que sea un país dinámico, porque Europa es quizás más complicado y no es tan ágil para los emprendedores.

-¿Cómo ha sido asumir tantas responsabilidades a la vez?
"Me apasiona lo que hago. Haber plantado la viña, saber que no te equivocaste, verla envejecer todos los años es fantástico. Ver las mejoras en el vino, darle un tiempo a la viña para que dé un fruto de mejor calidad, es importante. Darle calidad es un trabajo cotidiano, igual que armar el grupo humano que está detrás.
"Ser sólo enóloga sería súper frustrante porque yo no manejaría mi uva para hacer el vino y aquí puedo hacer todo. Es lo más bello y tengo mucha suerte".

-¿El mundo del vino es más difícil para las mujeres?
"De todas maneras y es una de las razones por las que llegué a Chile. Yo no pertenecía a una familia con bodegas y viñedos, y siendo mujer hubiera sido muy difícil que tuviera los logros laborales que he tenido acá.
"No te dan una oportunidad, el mundo del vino es muy machista y acá en Chile también, pero yo tengo la ventaja de ser francesa, quizás no miraron tanto mi sexo y no me jugó en contra. Ahora, recién, está de moda tener mujeres enólogas, pero hay una gran discriminación".

-El proyecto de Las Niñas tiene ocho mujeres involucradas. ¿Eso la ha dado un sello especial?
"Creo que hay una cierta confusión en esto. Las dueñas están y le dan un sello porque se dio un toque más femenino en las cosas que se hicieron inicialmente y que se ven en la construcción de la bodega, la elaboración de las etiquetas más elegantes o con un estilo más marcado en marketing. A lo largo de nuestra historia sí influenció porque nosotros hacemos un vino más orientado al mercado europeo fácil de tomar, no tan complejo, fresco.
"Ahora la confusión está en que la gente cree que empleamos a puras mujeres y eso no es así, ceo que hay más hombres que mujeres, pero toda la confusión hizo que nos vieran un poco como feminista, cuestión que no es así.
"También hay confusión porque se cree que hacemos puros productos para mujeres. Nosotros intentamos hacer vinos de calidad".

-¿No son productos para mujeres a pesar de que los nombres son femeninos: Tacón Alto, Aromas y Las Niñas?
"Eso tiene que ver con el marketing, era entretenido. Las dueñas eran mujeres y había un cuento simpático en ello por ser abuelas, madres y nietas, pero no va más allá de eso. No sabemos si todas estarán metidas en el negocio en 100 años más".

-Casi todo lo que producen lo envían a Europa, ¿hay alguna diferencia en los gustos entre chilenos y europeos?
"Mandamos a Europa del norte básicamente y nuestro enfoque es un vino más light, fresco, de consumo rápido, sin mucha reserva, que no tenga que esperar cinco años, ni tenga mucha madera. Y éste no es estilo americano en general, e incluso Chile, que piden vinos más concentrados".

-¿Cuáles son los desafíos futuros? ¿Crecer?
"En eso somos bien europeos. No somos de sacar todos los años una marca nueva, somos bastante lentos y nos interesa posicionar la marca, asegurando la misma calidad todos los años. Queremos mantener lo que tenemos y darle el tiempo a la viña para crecer, porque tiene que ser un viñedo antiguo para hacer vino.
"Vamos a plantar en los próximos tres años unas 20 hectáreas más para completar 160 aquí en Colchagua, buscando crecer en sauvignon blanc.
"Estamos haciendo cosas en lo ambiental, en lo verde. Somos limpios, orgánicos, tenemos ya la huella carbón 0, aunque no lo publicitamos mucho. Y lo nuevo es que vamos a sacar la marca 'LN' (de Las Niñas) que va ser verde con todos los sellos.
"No vamos a crecer en volumen porque no es nuestra pretensión, queremos posicionarnos como una viña de alta calidad".

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