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Jugando con el deseo de ser padres

Si se va a postergar la decisión de ser padre, hoy se recomienda hacerse antes un estudio de fertilidad de la pareja.

30 de Mayo de 2011 | 08:51 | Francisca Vargas V.
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El Mercurio

 “No, no es el momento. Primero queremos ahorrar, tener nuestra casa, viajar y tener tiempo para nosotros. Tendremos hijos en un par de años más”. Estas son las recurrentes explicaciones que parejas jóvenes y estables en su relación dan cuando sus insistentes familiares les preguntan por hijos: ¿Y, cuándo se pondrán en campaña?


 Postergar el proyecto de familia es un decisión compleja, porque no sólo involucra un presente sino también un futuro. Es una decisión de vida.


En la actualidad, es una tendencia que se está dando en el país entre los jóvenes recién casados o conviviendo. Las razones que admiten están relacionadas también con planes de vida: cursar estudios de postgrado, viajar, alcanzar ciertos ahorros, ascender en el trabajo, es decir, tener todo listo antes de comenzar a procrear.


Según los especialistas del Centro Médico Especializado en Infertilidad de la Universidad de Chile (www.porquenomeembarazo.cl), los principales motivos son culturales y van en aumento de acuerdo al nivel educacional y socioeconómico que tenga la pareja.


La situación sería preocupante e incide en las bajas en las tasas de natalidad de los últimos años porque no solo se retarda la maternidad sino también la cantidad de hijos por familia y por consiguiente, la población chilena está envejeciendo.


Por otra parte, esta decisión enfrentaría consecuencias hasta irreversibles pues el reloj biológico de las mujeres no entiende razones personales, laborales ni económicas.


“La fecundidad de la mujer inicia una declinación acelerada desde los 35 años, lo que significa que puede requerir más tiempo para embarazarse y que tenga una mayor probabilidad de perder su embarazo (aborto espontáneo)”, explica el Dr. Armando Cortinez, ginecólogo y especialista en medicina reproductiva.


Sin embargo, una mayoría logrará espontáneamente embarazarse sin requerir tratamiento. El problema –indica– se vería incrementado por la disminución en la frecuencia de las relaciones sexuales que se da en estos casos, lo que puede reducir aún más, las probabilidades de embarazo.


Por estos motivos se recomienda adelantar la evaluación de la pareja en su tasa de fecundidad a 6 meses en lugar de esperar a 1 año. Si la evaluación es normal se puede dar más tiempo para lograr el embarazo, pero si se detecta alguna alteración deberá tratarse de inmediato.

Posibles tratamientos

Bajo este contexto se sugiere conversar el tema y estar consciente de los riesgos que se están corriendo al postergar la llegada de los hijos.


No se trata de ser alarmista sino realista. Evaluar si estarán dispuestos a aceptar una situación adversa. Vale decir, consultas médicas reiteradas, exámenes durante un par de meses y un fuerte estrés por los ciclos de esperanza y decepción que se irá viviendo al no lograr el embarazo.


 Es decir la postergación tendrá costos emocionales y económicos, ya que la infertilidad no es reconocida como una enfermedad en Chile (aunque la Organización Mundial de la Salud si la reconoce como tal), lo que significa una exclusión de cobertura económica por parte de los sistemas público y privado para muchas intervenciones y exámenes de fertilidad.


“El diagnóstico de la infertilidad significa un impacto fuerte para las parejas. Provoca trastornos del ánimo y hasta disfunción sexual. En las mujeres, el impacto parece ser mayor porque afecta directamente su autoestima e identidad según lo han demostrado múltiples estudios. Por eso es indispensable contar con un fuerte apoyo sicológico que acompañe a la pareja en todo el proceso”, comenta el ginecólogo.

Posibles tratamientos

Si tras los exámenes para estudiar el caso se obtiene un diagnóstico “normal”, es decir, que responde favorablemente a que existe una ovulación normal, que hay espermatozoides en cantidad y calidad normales y que las trompas de Falopio (lugar de la fecundación) están permeables, se podrá recurrir a tratamientos que aumentan la fecundidad de modo inespecífico, como la inseminación intrauterina asociada a la estimulación de la ovulación “aunque no todos los estudios han demostrado una ventaja clara en parejas con diagnóstico normal”.


En caso de que la pareja necesite una fertilización asistida (in vitro) “será imperativo que acceda lo más pronto posible al procedimiento, ya que hemos comprobado una reducción de la probabilidad de embarazo, a menos de la mitad, por cada año sobre los 40”, asevera el especialista en medicina reproductiva.


Ahora si debido a las condiciones de la pareja ya no es posible un embarazo biológico con sus propios gametos, existe la posibilidad de acceder a técnicas como la ovodonación o la donación de embriones.


Aunque también la adopción puede ser una muy buena alternativa para formar una familia pero se debe tener paciencia para enfrentar los largos tiempos de espera y los exigentes requisitos que imponen las instituciones encargadas del tema, por lo que “muchas parejas que se han planteado la alternativa de la adopción han decidido volver a los tratamientos de fertilidad ante la dificultad para lograrlo”, comenta el doctor.


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