¡Es que faltan hombres! Diría el clamor popular… aunque también habría que completar con varios adjetivos esa aseveración. Faltan hombres… interesantes, inteligentes, independientes y por, sobre todo, que estén en la “misma parada”, que la mujer a quién se aborda.
¿Será desidia o una realidad objetiva? ¿Culpa del huevo o la gallina? Ninguna de las anteriores. Ja! Más bien dependerá de los objetivos que cada una se proponga antes de conocer algún galán. Es decir, “quiero alguien para pasarlo bien o para proyectarme en el tiempo”. La elección es vital.
“Hay personas que no les interesa tener pareja y el ejercicio no es buscar pareja sino decidir si se quiere o no tenerla”, explica la psicóloga Ximena Santa Cruz.
Para ella, la elección dependerá mucho de la familia de origen, de los planes que se hayan proyectado para ella: matrimonio, familia, hijos… Todo un tema que, por salud mental, emocional y espiritual habría que asumir y plantearse pero con total libertad.
“¿Voy a vivir lo que los demás me piden o voy hacer lo que yo quiero? El ejercicio es aprender a pensar, sentir qué es lo que uno quiere, no que te sientas eligiendo una pareja porque es un deber o porque no me atrevo a correr el riesgo que es compartir con alguien la vida, ya que me imagino que voy a sufrir igual que mi madre”, propone.
A pesar de la presión social y la idea judeo-cristiana de vivirse la vida, no todas las personas están dispuestas o quieren dejar de lado sus propios intereses, carrera, viajes o proyectos de vida por tener que preocuparse de otro.
“Hay gente joven que considera que tener pareja es un cacho y que si no encuentran a alguien que valga la pena no están dispuestos a tener una relación de pareja, pero si un amante, un pololo puertas afuera o un amigo con ventaja”.
Presiones sociales
El asunto de transfondo sería que las mujeres están poniendo límites y ya no quieren hacerse cargo de sus parejas ni menos si les toca un hombre machista.
“A mi parecer las presiones sociales funcionan para ambos lados, es decir, está la presión social por estar emparejada, que es bien fuerte, y también la presión por desarrollarse personalmente, ser independiente y poder explorar potenciales y capacidades propias”, expone la psicóloga Fernanda Glaser, quien cursa un doctorado sobre Género en la Universidad de Búfalo, Estados Unidos.
En ese sentido, vuelve a recalcar que la idea que subyace y en la que coinciden ambas especialistas, es que “las mujeres buscan ser respetadas como individuas con deseo y voluntad propia y esto, que parece de perogrullo, pasa a primer plano en sociedades altamente machistas como la chilena, en las que las mujeres son violentadas en la intimidad por sus parejas, sus maridos, sus convivientes”.
Por consiguiente, continúa Fernanda Glaser, los afectos femeninos se vuelven hacia distintas direcciones y “se vuelven poliamorosos, o buscan otras alternativas a la masculinidad hegemónica, quizás prefieren la seguridad de las amigas o la compañía de los buenos amigos hombres más que estar en pareja y salir trasquilada, con el ala herida”.
Encontrar pareja
De todas maneras estar en pareja es lo común y no es que nadie quiera no estarlo, sino que lo que se busca, es encontrar al indicado para pololear y “gastar la energía en la relación”.
“Me sorprende la cantidad de soledades que veo en las personas y por eso creo que ha sido tan fuerte el encuentro a través de Facebook. Se ha transformado en la opción de buscar el pasado y buscar relaciones que son probadas. Mucha gente se separa y no vuelve a pololear al menos que se reencuentre con alguien de su pasado”, comenta Ximena Santa Cruz.
Agrega que en las páginas web de citas curiosamente ha visto casos exitosos, pero lo que aconseja es realizar actividades extra-programáticas que satisfagan y donde pueda compartir con otros una mirada común de la vida y aconseja:
“No te preocupes de encontrar una pareja per sé, sino de encontrar una persona con quien compartir intereses, eso es lo más importante”, puntualiza.